lunes, 29 de noviembre de 2021

Duelo – Eduardo Halfon

 

“De niños, ayudábamos a don Isidoro a plantar árboles alrededor del jardín. Don Isidoro abría el hoyo con una piocha y luego se hacía a un lado y nos dejaba a nosotros meter el retoño de árbol y volver a llenar el hoyo con tierra negra. Recuerdo que plantamos un eucalipto en la entrada, una hilera de cipreses en el lindero con el terreno vecino, un pequeño matilisguate en la orilla del lago. Recuerdo que, antes de llenar cada hoyo con tierra, don Isidoro nos decía que debíamos acercar nuestra cabeza y susurrar en el hoyo una palabra de ánimo, una palabra bonita, una palabra que ayudara a ese árbol a echar bien sus raíces y crecer (mi hermano, invariablemente, susurraba adiós). Esa palabra, nos decía don Isidoro, quedaría ahí para siempre, sepultada en la tierra negra.”


jueves, 25 de noviembre de 2021

La única certeza – Donal Ryan

 


     “Morir parece tan irracional como vivir. Ojalá hubiese un interruptor y pudiésemos apagarnos de forma indolora e instantánea, ojalá pudiésemos detenernos entre dos latidos. A sabiendas de que las células no van a explotar, de que los vasos sanguíneos no implosionarán por falta de aire, de que el final no se convertirá en una agonía insoportable, con la seguridad de que nada, ni las olas furiosas ni el suelo, se apresurarán a detener la caída para recibir nuestros cuerpos rotos pero vivos, todavía conscientes de la luz que se desvanece. Siento la quietud del bebé; parece que se esté escondiendo de mis pensamientos. Las emociones se transmiten a través de la placenta, lo he leído en un libro. Las mareas de mi bebé responden a la fuerza de mi gravedad.”


Publicado por Sajalín Editores (2021)
Título original: All we Shall Know (2016)
Traducción de Ana Crespo

viernes, 19 de noviembre de 2021

Tots els focs totes les pistoles – Jordi Benavente

 


“Va deixar escrit: La manera com ens parlava la pluja, esquitxant les façanes i dibuixant-hi mapes. La manera com ens parlava la pluja i com la ingoràvem nosaltres. Va deixar escrit: S’evaporarà l’última gota d’aigua del món i no hi haurà càmeres retransmetent-ho en directe. No quedarà ningú. L’astre rei suspès al cel i, sobre la inmensa planícia, la petita gota que, en un segon, es perdrà per sempre, sense fer soroll. Una mosca s’aturarà als morros d’un camaleó i es fregarà les potetes. Els últims cadàvers humans hauran esdevingut ja cossos putrefactes, i després borbolleig de cucs, i després ossos, i després pols: el vent farà la resta. La mosca alçarà el vol. I llavors sí. Llavors el cameleó obrirà la boca i, d’una fuetada precisa amb la llengua, l’engolirà. Va deixar escrit: Tres mil aplicacions al mòbil però, a pèl, som incapaços d’identificar l’arbre que fa la flor lila. Hem negligit les cançons dels avis.”


miércoles, 17 de noviembre de 2021

Éste es el mar – Mariana Enríquez

 


—Quiero cantarle, madre Hécate —susurró Helena. El viento se levantó a su alrededor, el polvo se arremolinó en la encrucijada. Hubo un fogonazo y al borde del camino aparecieron flores nocturnas, plateadas, como estrellas caídas.
     —No es posible que recuerdes las canciones —dijo Hécate. Su voz sonaba llena de pena.
     —Recuerdo una melodía muy breve…
     Y Helena susurró, durante segundos, un fragmento de canción extraña y desdichada, gentil, que hizo temblar el fuego de la antorcha y despertó animales en la lejanía, que aullaron con reconocimiento y nostalgia. De pronto hacía frío, un frío húmedo de algas. Hécate sonrió y Helena sintió por primera vez que alguien la quería, ese sentimiento del que hablaban los humanos.

sábado, 13 de noviembre de 2021

Terres mortes – Núria Bendicho Giró

 

     “El dia que van matar en Joan, una part del meu cor es va morir. Haurien de ser els fills els qui enterressin els pares. D’alguna manera vaig deixar de sentir. Una cosa era que se’t morís un germà, una cosa petita que tenia sis anys i que jo jugant vaig deixar escapar per sempre. L’altre és un fill, una cosa jove de vint-i-tres anys a qui has alimentat i amb qui t’has esforçat i hi has posat temps de la teva vida. Va ser com si tot el que hagués fet per ell no hagués servit per a res. I vaig arribar a desitjar que no hagués nascut mai i em vaig sentir egoista i dolent i arrencat i oblidat per tothom. Sobretot per Déu. També vaig plorar com una dona. Vaig plorar molt durant llargs dies. També durant llargues nits. Vaig plorar per mi, per la meva mare, pel meu germà, a qui jo havia deixat córrer sol per les terres dels Planadevall el dia que la boira se’l va emportar. Vaig plorar tant, que una part de mi va fugir per sempre. I em vaig quedar amb el cor trencat. La mig bestiola de la meva dona va ser qui a partir d’aleshores va tirar del casal. En Tomàs també va ser fort i tampoc va plorar. En Pere es va casar i ens va abandonar. I la Maria, que va quedar-se amb nosaltres, no es va atrevir mai més a anomenar en Joan. Haurien de ser els fills els qui enterressin els pares. Però jo ja no em vaig refer.”


viernes, 12 de noviembre de 2021

En mil pedazos de espuma

Ahora que parece ser que ya no está de moda el dogma, esa palabreja tan difícil de describir en su significado real, bueno sería recordar esta película del genial director danés Lars Von Trier, una historia sobre el horror de la soledad a que se ven abocadas personas que se atreven a romper moldes preestablecidos por sociedades conservadoras y adoctrinadas en caducos pensamientos anclados en la memoria universal. Retales de vida remendados por la mano nerviosa de Lars, que mece la cuna fantasmal de la conciencia humana mostrándonos el ambiente de los años 70 en una remota comunidad, siniestramente religiosa, de las Islas Hébridas (Escocia), trozos flotantes de tierra salvaje y escarpada, erosionada por la caricia de mil lluvias perdidas y el azote del implacable viento redentor, la ira de dios bañada en sus húmedos parajes, secada a la intemperie de la incomprensión. Bess (inmensa Emily Watson), jovencita pelirroja de ojos de caramelo que hablan sin palabras, infantil hada de sueños mutilados por los designios del destino, inocente criatura celestial abandonada a su suerte por algún dios borracho y apátrida de la mitología celta, carne sonrosada puesta en adobo de la vergüenza ajena, gorrito de lana y manos de porcelana protegidas en las empuñadoras estiradas del jersey dos tallas mayor; Bess-ame mucho y báñate esta noche en los delirios de la carne, como si fuera… la primera vez. Jan (ajustadísimo Stellan Skarsgard), infortunio perdido en tierra de nadie atado a las necesidades de la vida laboral, tic-tac de relojes de sal balanceados en las furiosas aguas del Mar del Norte, oro negro resbalando por los herrajes de sucias plataformas petrolíferas, musgo azabache que mancha los rubios cabellos de la dorada ilusión ficticia… si quieres llegar a mí tendrás que darte a los demás y después hacérmelo saber, tendrás que aprender a contar cuentos, relatos reales que conquisten mis neuronas. La particular relación entre estos dos personajes configura un microcosmos único en las ya de por sí complicadas relaciones humanas, el amor extremo llevado a sus últimas consecuencias, a contracorriente y pese a quien pese, lo asombrosamente extraño de la conducta de Bess, tan humana que duele sostenerle la mirada, nos da a entender que nada es imposible cuando se trata de llegar al fondo del pensamiento de la persona a la que amamos, la chica creyente de ideas encorsetadas se transforma en mártir, santificada por la diosa sexualidad reprimida y deprimida de todas aquellas personas que osan cruzarse en su camino de rosas con espinas, la puta del pueblo, el escarnio de los tiempos modernos, el coño mojado en fluidos rosas, pezones que apuntan al delirio universal, rayito de sol que resquebraja nubes despistadas, el viento que nos trae la respuesta, la imaginación que alienta el retorcido subconsciente del postrado Jan, el milagro en ciernes, el deseo de existir. Esta es una película difícil, una roca de afiladas aristas en la que aún puedes intentar moldear tu propia razón, o despeñarte contra ella desde el abismo de la incomunicación, pero merece la pena ponerse a prueba, atreverse a subir al barco oscuro donde los inquisidores de la moral, capitaneados por la diabólica mente del personaje interpretado por Udo Kier, actor fetiche en las cintas de Von Trier, esperan ávidos unas onzas de carne fresca para poner en funcionamiento la máquina amoral de los valores establecidos por democracias basadas en el poder de los más fuertes, que me temo siguen siendo los hombres, solo los tocados con el "don especial" de la virilidad masculina podrán degustar la barbacoa afeminada... y cansada de postular por la igualdad. Pienso en una de las inolvidables escenas de esta historia y me pongo a temblar; bajo la incesante lluvia los ancianos del pueblo visitan el cementerio, pisotean las tumbas de las mujeres, escupen y maldicen a todas ellas “por ser la causa de todas las desdichas del hombre en tan remoto paraje…”. Extrañas costumbres, rara especie la nuestra, que no aprende a vivir sin destrozar a los demás, ni siquiera a sobrevivir.-

KolorineS

 

Con la llegada del otoño de 2021, a día de hoy lloviendo cada día con intensidad moderada desde que arrancó este mes de noviembre, me ha dado por sacarle los colores negros al blog. El cambio a verde esmeralda/esperanza remite, como mar de fondo, simplemente a un puntazo personal. De bueno no sé qué podría llegar a surgir, de malo quizás fuera el tener que corregir entradas antiguas que con el cambio de color podrían verse alteradas en su formato original. Bueno, ya las iré remodelando según vaya soplando el viento de los días porvenir… y tal. Disculpen las molestias.


BONUS TRACK: AQUÍ


martes, 9 de noviembre de 2021

Ocho escenas de Tokio – Osamu Dazai

 


     “Aunque continúo librando mi solitaria batalla, ya no puedo negar por más tiempo que parezco destinado a perder y la soledad y el dolor me abruman. Llegado a este punto, difícilmente puedo dirigirme ahora hacia quienes no he mostrado más que desprecio y rogarles que me acepten en su rebaño, admitiendo que, al final, he visto el error en mis planteamientos. No. No tengo más opción que seguir bebiendo alcohol barato y luchar en esta batalla perdida.
     Mi batalla. En dos palabras: ha sido una lucha contra lo anticuado, contra el estilo trillado y la afectación, contra la pose de transparente respetabilidad, contra la mezquindad y la gente estrecha de miras.
     Se lo podría jurar al mismísimo Yahvé: por el bien de esta batalla, he perdido todo cuanto tenía. Ahora, solo y esclavo del alcohol barato, parezco al borde de la derrota.”

sábado, 6 de noviembre de 2021

Todos muertos – Chester Himes

 



“El Callejón estaba limitado por edificios de ladrillo, de dos plantas, todos en diverso estado de abandono, que alguna vez habían sido cocheras de los residentes de las calles 111 y 112. Muchas familias vivían ahora en la segunda planta, antigua vivienda de los sirvientes de otro tiempo, y las cocheras estaban ocupadas por pillos ya retirados. En ellas vivían, además, y se reproducían buenas cantidades de ratas, jugaban algunos ninos y las niñas perdían su virginidad.”


lunes, 1 de noviembre de 2021

Trabajo sucio – Larry Brown

 


     “Observé a los demás tipos que había al otro extremo de la sala. Algunos gemían. Algunos estaban narcotizados. Había unos cuantos en sillas de ruedas que charlaban tranquilamente y fumaban cigarrillos. Veintidós años. Joder, sabía que tenía que hablar con él, me estaba bebiendo su cerveza. Lo más seguro es que estuviese como loco por conversar con alguien. No es que tuviese una vida muy entretenida. No había manera de saber el tiempo que había pasado desde la última vez que alguien vino a hablar con él.
     Le miré y pensé: ‹‹Cómo tiene que ser tumbado de espaldas sin brazos ni piernas, sin poder sonarte la nariz, ni poner la tele, ni fumarte un pitillo, ni beberte una cerveza, ni leer un libro, ni rascarte el culo››.
     –¿Desearías estar muerto? –le pregunté. Mantuve la cerveza oculta entre las sábanas y le miré directamente a los ojos. Ardían.
     –Cada minuto que pasa –me respondió.
     Me lo temía.