“De cop comprenc la gentil mentalitat de
les dones. La seva coqueteria em diverteix i, en els seus gestos i els modismes
trivials que empren en parlar, hi veig profunditat. Si no entens les dones quan
s’acosten la tassa als llavis o s’arromanguen la faldilla, no les entendràs
mai. Les seves ànimes caminen a passets petits, calçades amb unes botines de
taló alt precioses, i el seu somriure és alhora un costum estúpid i un fragment
d’història universal. Tenem una supèrbia i un poc enteniment que són una
delicia, més que no pas les obres dels clàssics. Sovint no hi ha res de més
virtuós sota el sol que les flaqueses femenines; ¿i què me’n dieu, quan les
dones es posen furioses i s’enrabien? Només elles en saben, d’enrabiar-se. Però
silenci. Penso en la mamà. Com n’és de sagrat per a mi el record d’aquells
moments en què s’enrabiava! Muts i a la gàbia, però. ¿Què pot saber de tot
això, un alumne de l’Institut Benjamenta?”.
Libre Traducción del català: Krust
“De repente comprendo la gentil mentalidad
de las mujeres. Su coquetería me divierte y, en los gestos y modismos triviales
que emplean para hablar, veo profundidad. Si no entiendes a las mujeres cuando
se acercan la taza a los labios o se ajustan la faldilla, no las entenderás
nunca. Sus almas caminan a pequeños pasitos, calzadas con unos botines
preciosos de tacón alto y su sonrisa es a la vez una costumbre estúpida y un
fragmento de historia universal. Tienen tal soberbia en su poco entendimiento
que son una delicia, más que las obras de los clásicos. Frecuentemente, no hay
nada más virtuoso bajo el sol que las flaquezas femeninas; ¿Y qué me decís,
cuando las mujeres se ponen furiosas y se enrabian? Sólo ellas saben hacerlo,
enrabiarse. Pero silencio. Pienso en la mama. ¡Cómo es de sagrado para mí el
recuerdo de aquellos momentos en que se enrabiaba! A callar, pero, ¿Qué puede
saber de todo esto un alumno del Instituto Benjamenta?”.
Me ha chocado bastante esa manera que tuvo
Walser de inmiscuirse en las interioridades de Jakob sobre todo a la hora de
narrar en 1ª persona (como no puede ser de otra manera en una novela con formato
de… ¿diario autobiográfico?) el día a día de su personaje en el Instituto
Benjamenta, lugar de estudios en el que, por cierto, no se enseña NADA EN
PARTICULAR. Y es que si Jakob es un joven inmaduro, con un carácter todavía en
constante proceso de evolución, un adolescente que sueña con las maravillas que
el mundo le puede proporcionar en un futuro (como todos los chavales a esa
edad, por otra parte); no me acabo de creer que tuviera esas formas tan variadas
de escribir en su dietario de manera tan ‘sofisticada’ tan ‘metaliteraria’ y
tan ‘poética’ sobre algunos de los momentos que la vida le va regalando en
forma de experiencias formativas.
Tras un inicio bastante ajustado tanto en
su localización del espacio –ese ‘centro de enseñanza’ donde transcurre la
novela en su práctica integridad- como en la presentación de sus escasos
personajes; su parte central me parece bastante soporífera (algo que resta
muchos puntos a una novela tan cortita) especialmente por la forma en que la
embellecida escritura de Walser incita al tedio en su edulcorado discurso en
voz ajena –el mundo onírico de Jakob- de un mundo exterior donde tampoco parece
ocurrir NADA; pero también es verdad que me ha gustado su resolución final, más
de lo que esperaba a tenor del lastre que llevaba a cuestas, y eso me hace
valorarla en su conjunto como una lectura curiosa, muy intimista, por parte de Walser
y del personaje en que se desdobla, pero que a mí personalmente no me ha
transmitido ninguna enseñanza en particular aunque ciertos pasajes sí que hayan
sido capaces de incitarme esa curiosidad tan extrema que consiste en, como
lector, volver a releerlos de nuevo para no perder detalle. En fin, irregular
en su conjunto con algún que otro destello que, como la nobleza, obligan a ser
imparciales con esta novela. Lo más interesante, en mi opinión, la (no del todo
definida) relación de Jakob con uno de sus compañeros en particular: Kraus.
Valoración Personal: 7 sobre 10
Libros leídos del autor (2): “El paseo”