miércoles, 26 de mayo de 2021

Glanbeigh – Colin Barrett

 

“Marlene cruza las puertas dobles con unos vaqueros cortados, las gafas de sol en la cabeza, entre los tirabuzones pelirrojos, lamiendo con entusiasmo un cucurucho de helado. Lleva un top amarillo canario con la barriga al aire, lo mejor para lucir los abdominales, que después del parto, a golpe de gimnasio, han vuelto a quedar tirantes como la piel de un galgo. Tiene un reloj de sol tatuado en el ombligo. Sus ojos son verde grisáceos, y si no fuera por las marcas de acné que, como gusanitos, le cruzan las mejillas, mi Marlene sería una belleza.”


domingo, 23 de mayo de 2021

Deporte de élite: del Olimpo al infierno

 

Todas esas estrellas del deporte mundial que admiramos hasta la extenuación, a las que adoramos con fervor incontenido. Todos esos atletas que brillan con luz propia allá en lo más alto del Olimpo de la fama. Todos ellos, sin excepción, también fueron niños alguna vez.

Hay deportistas de élite que nacen con un don particular para transcender en su especialidad –chavales sin recursos que empezaron pateando una pelota de trapo, correteando con los pies descalzos en un suburbio de extrarradio- seguro que os viene algún nombre a la cabeza. Otros alcanzan el éxito con dedicación, mucho esfuerzo personal, y el aprendizaje que van adquiriendo a lo largo de la vida. Mientras que algunos acaban encumbrándose en el podio de su existencia pagando un precio demasiado alto, Agassi fue uno de ellos.

El padre le jodió la infancia y la juventud al pequeño Andre con un sólo propósito: hacer de su vástago el número 1 del mundo. El tipo no era tan diferente de esos padres que vemos en los recintos deportivos una matinal de domingo (papá soplando cervezas en el bar y compitiendo en exabruptos con el resto de congéneres, mamá escupiendo pipas en la grada con la mirada hundida en el teléfono móvil). Por poner un ejemplo: ¿Os habéis fijado alguna vez en el progenitor de los hermanos Márquez desgañitándose en boxes para que sus retoños crucen la línea de meta en primera posición? Sinceramente, asquea.

En Open, Andre Agassi escribe sus memorias a corazón abierto, un striptease vital tan genuino como sobrecogedor. Un tour de force de alta precisión relatado con una profunda honestidad. Una lectura durísima –a cinco sets- que no os dejará indiferentes ante el tema que hoy tratamos en esta crítica dominical. Imposible hacer otra introducción que no derive en el ace directo que supone recomendarla a todos esos padres que tratan a sus hijos como máquinas programadas para ganar. Independientemente de si os gusta el tenis, o no, esta lectura os hará reflexionar sobre el peaje que pagareis por destrozar la futura personalidad de vuestros retoños: los monstruos no nacen, se hacen.

“Soy un hombre joven, relativamente joven. Tengo treinta y seis años. Pero despierto como si tuviera noventa y seis. Después de tres decenios corriendo a toda velocidad y deteniéndome en seco, saltando muy alto y aterrizando con fuerza, mi cuerpo ya no me parece mi cuerpo, sobre todo por las mañanas. Como consecuencia de ello, mi mente no me parece mi mente. Desde que abro los ojos, soy un desconocido para mí mismo, y aunque, como digo, no sea nada nuevo, por las mañanas la sensación resulta más pronunciada. Repaso brevemente los hechos básicos: me llamo Andre Agassi. Mi mujer se llama Stefanie Graf. Tenemos dos hijos, un niño y una niña, de cinco y tres años. Vivimos en Las Vegas, Nevada, pero actualmente estoy instalado en una suite del hotel Four Seassons de Nueva York, porque participo en el Open de Estados Unidos. Mi último Open en América. De hecho, se trata del último torneo en el que voy a participar en toda mi carrera. Juego al tenis para ganarme la vida, aunque odio el tenis, lo detesto con una oscura y secreta pasión, y siempre lo he detestado

¡Dejad a los niños crecer y desarrollarse en libertad! ¡Dejad de fusilarlos con vuestra impotencia reprimida! Permitid que disfruten del deporte a su manera.  Que se abracen cuando ganen, que aprendan a lamerse las heridas cuando pierdan, que crezcan a su manera. Unos alcanzarán el Olimpo de los dioses deportivos, otros se perderán en el infierno del anonimato, pero todo ese proceso debería ser natural y espontáneo… como la vida misma.

Pensad, para finalizar, en aquella maravillosa escena de “MatchPoint” – Woody Allen (2005). La pelotita rebotando en la cinta de la red sin saber de qué lado caerá. La diosa fortuna siempre es caprichosa, confiad en ella y aceptad sus designios. Ganar o perder depende de ello, es cierto, pero la felicidad de vuestros hijos tiene mucho que ver con la educación que seáis capaces de transmitirles. Si lo hacéis bien, es muy posible que el punto de partido acabe cayendo de vuestro lado.


jueves, 20 de mayo de 2021

Páradais – Fernanda Melchor

 

“¿Así era como pensaba conquistarla? Ni aunque la pinche vieja le abriera la puerta en pelotas, como él fantaseaba, ni aunque ella misma le rogara que le metiera la ñonga, ni así sabría el muy pendejo por dónde empezar, no sólo porque era obvio que en su puta vida había tenido enfrente la raja viscosa de una mujer dispuesta, sino porque carecía de los huevos necesarios para acercarse a las hembras y domarlas, someterlas, abrirlas de piernas; huevos para tomar cartas en el asunto y no pasarse la vida entera nomás babeando y suspirando como lelo, como el chamaco cagón y puñetero que era. Polo le seguía la corriente, por eso asentía a todo lo que el marrano decía, por absurdo o descabellado que fuera; él qué chingados iba a saber de lo que el chamaco loco sería capaz de hacer con tal de enchufarse a la vieja. ¿Quién podía pensar que hablaba en serio?”


martes, 18 de mayo de 2021

Franco Battiato (1945-2021)

 


Cerco un centro di gravità permanente
Che non mi faccia mai cambiare idea sulle cose sulla gente
Avrei bisogno di
Cerco un centro di gravità permanente
Che non mi faccia mai cambiare idea sulle cose sulla gente
Over and over again...

lunes, 17 de mayo de 2021

God Save the Queens of Europe

 


UEFA Women's Champions League - Final

Chelsea 0 - F.C. Barcelona 4

Chelsea: Berger; Carter, Bright, Eriksson, Charles; Leupolz (Reitan, 46’), Ingle, Ji So-yun (Cuthbert, 73’); Kirby, Harder y Kerr (England, 73’).

No utilizadas: Mušović; Blundell, England, Reiten, Fleming, Cuthbert, Spence, Andersson, Telford, Fox y Beever-Jones.

FC Barcelona: Paños; Torrejón (Melanie, 82’), Patri Guijarro, Mapi León, Leila Ouahabi (Crnogorcevic, 82’); Atiana, Hamraoui, Alexia Putellas (Vicky Losada, 71’); Graham Hansen (Mariona, 62’), Jenni Hermoso (Oshoala, 71’) y Lieke Martens.

Goles: 0-1, Leupolz, 1’; 0-2, Alexia, de penalti, 14’; 0-3, Aitana, 20’; Graham Hansen, 36’.

Árbitra: Riem Hussein (Alemania). Amonestó a Ingle (38’), del Chelsea y a Leila (70’), del Barcelona.

EstadioGamla Ullevi. Sin espectadores.

sábado, 15 de mayo de 2021

L de libro

 


Libre como el viento, yo soy libro.


No busques más, casi todo está en los libros. La posibilidad de vivir otras vidas ajenas a la que nos corresponde como ser único e indisoluble. La oportunidad de viajar hasta los confines más arcanos de nuestra imaginación, parajes remotos que ni siquiera salen en los mapas de navegación mental. Dentro de un libro, cualquiera de ellos, hay todo un mar de posibilidades por descubrir, (des)ahógate entre sus páginas.

Géneros hay muchos, a gusto del lector que –quizá en este mismo momento- consume su propio consomé de letras, y todos ellos añadirán un ingrediente secreto a tu particular receta, ellos te lo guisan y tú te lo comes. Líricos poéticos, dramáticos teatrales o rapsodas narrativos, páginas nutritivas que alimentan tu cerebro.

Personas que escriben con la televisión apagada, mujeres y hombres… y viceversa. Gentes que crean mundos que hasta hace poco no existían, artesanos de la palabra. Creadores de universos propios o relatores de biografías de otros, todos ellos sumergidos en la profundidad del relato por contar, por descontado rebosantes de ilusión. La dedicatoria siempre tendrá un hueco para ti, desconocido lector, aunque tu nombre no aparezca en letra impresa.

El formato de siempre es el papel, olores, texturas, encuadernaciones, portadas y contraportadas. Mientras que desde hoy mismo, y hasta que el futuro invente otro soporte que todavía pese menos, la cosa se comparte con lo digital. Bibliotecas enteras encerradas en un pequeño juguete, lucecitas de colores y algo de comer con la mano libre, botones táctiles y marcadores automáticos. Tiempos antiguos, tiempos modernos. Lectores voraces rebuscando un rayo sin cesar en el gran vertedero de la literatura de ayer, de hoy, a la espera de colocar un legajo en particular en su biblioteca para siempre.  Librerías de proximidad y bibliotecas municipales, seguro que tienes una cerca de casa. Los malos te quieren tonto,  rebélate contra ello, cierra todas esas puertas exteriores que tanto contaminan, abre un libro… y vuela.

Texto publicado en La Charca Literaria - AQUÍ

jueves, 13 de mayo de 2021

De sobte pensa en mi – Jordi Dausà i Mascort

 


     “En definitiva, ningú que visqui a despoblat pot dir que la pluja li agrada. A la muntanya hi ha coses a fer, i si l’aigua és massa abundant, sempre en passa alguna. En el fons, la pluja només la gaudeixen les persones que s’acotxen amb mantes, gats, i beuen infusions calentes mentre miren sèries a la tele. Aquest elogi de la pluja fins fa quatre dies només era una excentricitat de marqueses que es medicaven amb mercuri i que s’allitaven satisfetes d’imaginar-se els rodamóns passant fred a la intempèrie.”
     A l’època del fred, si no plou hi ha boira. Aquesta puja a poc a poc des de la costa, acaronant les muntanyes. És una massa grisa o blanca amb un contorn exacte. Té un aire tan espectral que la gent dels verals li’n diu, amb una engruna de basarda, la Processó Blanca. Quan aquest monstre pastós s’enfila per les muntanyes, és impossible veure res dos metres més enllà del nas.”

sábado, 1 de mayo de 2021

Buffalo Soldiers – Robert O’Connor

 




“El pronóstico del tiempo mental sigue parcialmente nublado, con posibilidad de fuertes tormentas. El índice relativo de paranoia está muy alto y prosigue su tendencia alcista. Lo malo de mezclar caballo y cocaína es que pegarle a las dos cosas a veces te provoca nubarrones en el cerebro.”