martes, 27 de julio de 2021

El fill del xofer – Jordi Amat

 

“Josep Pla té poder. El seu poder és poder dir la veritat. No és poder polític ni econòmic. Tampoc institucional. No és el poder del quart poder, perquè aquell és un poder minvat quan no hi ha llibertat d’expressió per poder dir la veritat. El poder de Pla és intel·lectual. Tou i informal. L’atesora i el desprèn. Es nodreix de la seva experiència, les seves lectures i la seva sagacitat. I aquell poder n’atrau d’altres, perquè les idees, en última instància, actuen com el fonament en què el poder no es transmet però sí que es regenera. Durant mig segle, Pla ha seduït les elits succesives amb aquell poder. A les catalanes i a no poques de les espanyoles.”


martes, 20 de julio de 2021

Al final siempre ganan los monstruos - Juarma

 


“De pequeños, siempre que nos daba por ahí, nos íbamos corriendo por los pasillos, con nuestras mochilas, ocultándonos de los otros niños, de los profesores y del conserje. Salíamos al patio del colegio y saltábamos las vallas para irnos a hacer el tonto a la estación de tren del pueblo. La estación estaba semiabandonada, con el techo hundido, las maderas de los ventanales podridas y las paredes a punto de caerse a pedazos. Nunca paraban los trenes ni solía haber nadie, así que era el sitio perfecto para escondernos. Era, sin duda, el lugar del mundo donde éramos más libres y felices. Aprovechábamos esas horas en las que nos escapábamos de la escuela como si el mundo fuera a dejar de existir. Las vivíamos con la más absoluta intensidad. O jugábamos al fútbol con bolas de papel de aluminio y latas de refresco, o nos poníamos a romper botellas con las piedras de balasto, o veíamos pasar los trenes con las espaldas pegadas a los muros de contención y a medio metro de las vías, o fumábamos cigarrillos mientras el Liendres nos contaba algún chiste o imitaba a alguno de nuestros profesores.
     Casi siempre nos encontrábamos a mi vecino Fernandito. Fernandito era un tipo fantástico. O al menos para nosotros. Para todos los demás no era más que un yonqui, un mentiroso y un mangante. Yo le tenía muchísimo cariño, fue él quien empezó a llamarme Jony. Nos encantaba encontrarnos con él, echarnos unas risas juntos, que nos hablase de discos heavies o de tebeos. Nunca nos decía nada cuando sacábamos los cigarrillos y a nosotros no nos importaba que hablase por los codos. Siempre nos estaba contando historias que nos encantaba escuchar. Había algunas que no nos contaba nunca. Como por ejemplo, que todos los días tenía que ir a pillar heroína al polígono. Que a veces iba andando, haciendo autostop o en bicicleta, hasta que su madre le sacó un bonobús para que pudiera ir a drogarse y no se quedase tirado en la ciudad.”

Fernandito mató a Camarón


jueves, 15 de julio de 2021

Perro come perro – Edward Bunker

 

“Solo en su habitación del piso once del Holiday Inn, Troy se quitó los zapatos y los calcetines. Era la primera vez desde que lo detuvieron que andaba descalzo sobre la moqueta, o sobre algo que no fuera el frío cemento. Apagó las luces, se sentó en la cama y hundió los dedos de los pies en la gruesa y suave moqueta mientras la fría noche le daba en la cara. A través de la ventana abierta contemplaba las colinas de San Francisco y la bahía a oscuras punteada por las luces de los barcos y las boyas. ¿Cómo se sentía al ser libre después de tanto tiempo encerrado en una jaula rodeado de hombres numerados? En cierto modo, se sentía menos diferente de lo que había imaginado. Le habían hablado de miedos extraños, de destellos de confusión y pánico. No sentía nada de eso pero sí cierta sensación de irrealidad. Miraba al mundo y lo veía distorsionado, como el arte abstracto de Dalí o Picasso.”


domingo, 4 de julio de 2021

Dócil – Aro Sáinz de la Maza

 

“Milo se puso a entonar la melodía de la Chacona por lo bajo de forma inconsciente. La ciudad se extendía ante sus ojos, cómodamente echada al sol, desparramada hacia un mar que hervía de agitación. El paisaje cambió por completo. La imagen plácida se convirtió de golpe en una tormenta tenebrosa. Las olas, densas como el petróleo, se arqueaban bajo un cielo oscuro estriado por rayos plateados y los latigazos rasgaban los negros nubarrones seguidos por fogonazos de luz cenicienta. Cerró los ojos un instante y los abrió. La ciudad apareció de nuevo bañado por el sol. Solo había sido un espejismo, otro más. Sin poderlo evitar, se estremeció ante la visión de las torres de la Sagrada Familia, y como tantas otras veces volvió a irritarle el polvoriento edificio de Nouvel, con su patética forma fálica. Plantado allí en medio de manera incomprensible, distorsionaba las líneas de una Barcelona que, no sabía por qué, se le antojaban femeninas, como una mujer tendida boca arriba. Con el ánimo ensombrecido, le pareció un enorme y primitivo menhir clavado en su espalda, atravesándola hasta surgirle por el pecho. Una mujer que no yacía muerta, sino asesinada.”


Serie Milo Malart (3)