Leyendo el tramo final de Leaving
Las Vegas, la excelente novela de John O’Brien en la que se inspiró la película
dirigida por Mike Figgis en 1995, me ha venido a la memoria la soberbia
interpretación de Elisabeth Shue, aquella, por entonces, semidesconocida actriz
que dio vida al personaje de Sera (su partenaire fue un también inspiradísimo
Nicolas Cage, un actor irregular que aquí se marcó el mejor papel que le
recuerdo en pantalla). Pues bien, recuerdo perfectamente aquel año de grandes
películas y la batalla por el Óscar a la mejor interpretación femenina, y es
que por aquel entonces un servidor aún lucía galones de cinéfilo de los que
iban a perderse/encontrarse a las salas oscuras con una frecuencia de 2/3 veces
por semana.
Aquel año de 1995 las finalistas
al Óscar, además de Elisabeth Shue que era mi favorita después de haber visto/analizado
las cinco interpretaciones nominadas, eran nada más ni nada menos que Susan
Sarandon (Pena de muerte), Sharon Stone (Casino), Meryl Streep (Los puentes de
Madison) y Emma Thompson (Sentido y sensibilidad); supongo que pocas veces
hemos visto un quinteto de tanta calidad y que cualquiera de ellas pudo
merecerlo pero el recuerdo sobre mi favorita es este que aquí expongo -aquella rabia que me dio no verla ganar-, y que
ahora me ha traído al pensamiento la lectura de la novela de O’Brien y la
recreación original del personaje de Sera; para desmemoriados digamos que la
estatuilla fue a parar a manos de Susan Sarandon… y el de interpretación
masculina para Nicolas Cage.
Nota: La novela de John O’Brien, etiqueta negra de culto, acabó siendo su testamento literario ya que se voló la cabeza con tan solo 33 años, meses antes de estrenarse la película, al enterarse de que su obra iba ser adaptada al cine y de que él no iba a ser el guionista, tarea que acabó ejecutando el propio director: Mike Figgis.