“Buena parte de las llamadas se
producen en mitad de la noche. Sistemas de alarma de fábricas que se disparan. Coches
que arden. Incendios que se desatan sin ser detectados porque todo el mundo
está durmiendo. Gente que se emborracha, se mete en su coche y atropella a
alguien en mitad de la noche. Gente que prende fogatas en contenedores de
basura. En invierno, gente que intenta descongelar sus tuberías heladas con
pequeños sopletes de propano comprados en la ferretería y que acaba incendiando
la casa entera. Gente que pone monedas detrás de los fusibles en la caja de
plomos y una noche los cables no pueden seguir soportándolo. Gente que deja que
se agoten las baterías de los detectores de humo y no las cambian, o que se
rocía la cabeza de laca debajo de un detector a Dios sabe qué horas y por qué
motivo. Gente que sale y deja un pollo asándose a doscientos veinte grados en
el horno. (Lo único que huele peor que un pollo quemado es un ser humano
quemado). Camiones cisterna de gasolina que vuelcan. Coches que se salen de la
carretera, se transforman en vehículos aéreos y se estrellan contra árboles.
Chimeneas viejas que se agrietan dejando que el fuego se cuele entre el
ladrillo y la madera. Tuberías de gas viejas con fugas debajo de las viviendas,
el gas se acumula y va a la deriva hasta que da con una chispa y ¡BOOM! Gente,
borracha o sobria, que fuma en la cama, se queda dormida y se despierta con las
sábanas, el pijama y el dormitorio en llamas. Gente que incendia su coche o su
casa para cobrar el seguro. Que vierte gasolina vieja en las alcantarillas de
la ciudad sin saber que los gases pueden deslizarse por el sistema de
ventilación de cualquier tienda, toparse con una chispa y hacer volar por los
aires buena parte del sistema de alcantarillado. La gente hace cosas
verdaderamente estúpidas, cosas que a un bombero le hacen sacudir la cabeza,
como si pensaran que vas a estar encantado de trepar a un árbol de veinticinco
metros para rescatar a su gato, porque no tienes nada mejor que hacer en ese
momento.”
Publicada por Dirty Works. Titulo original: On Fire. Traducción de Javier Lucini. Primera edición: noviembre de 2019. Prólogo: Ron Rash. Epílogo: Dwight Garner. 176 páginas.