“No se interrumpe el gran
bullicio del interior del bar, lleno a rebosar a esta hora de caña y tapeo,
cuando casi inmediatamente detrás de mí hace su entrada y aparición Antonio
Carmona, Sandokán, guitarra en ristre, corpulento y malcarado. Si me ha visto,
igual a como si no me viera. Echa un par de vistazos al interior y se planta en
la puerta colapsando la entrada y salida del establecimiento.
—Buenas días, familia —saluda el calorro con voz rota, y empuña la guitarra para afinar con movimientos rápidos las tres únicas cuerdas que le perviven en el instrumento.
Dos o tres clientes de foráneo aspecto interrumpen su conversación para atender al recién llegado que, una vez templada la guitarra, se dispone para la actuación. Del resto, nadie se digna a hacerle ni puto caso.
—Buenas días, familia —saluda el calorro con voz rota, y empuña la guitarra para afinar con movimientos rápidos las tres únicas cuerdas que le perviven en el instrumento.
Dos o tres clientes de foráneo aspecto interrumpen su conversación para atender al recién llegado que, una vez templada la guitarra, se dispone para la actuación. Del resto, nadie se digna a hacerle ni puto caso.
Hisiste
la maleta,
ay,
sin decirme adió,
ay,
que doló…
Se arranca el gitano, que rasguea las tres cuerdas supervivientes con frenesí y aúlla por encima del sonido ambiente; se ayuda zapateando y crujen a compás las cáscaras de gambas que alfombran el suelo.”
Publicado por Editorial Barrett. Primera
edición: septiembre de 2017. Prólogo: Alex O’Dogherty. Ilustraciones: José Luis
Ágreda. 150 páginas.