“No hay nada más
siniestro que la sonrisa de una calavera. Es un rictus petrificado, frío,
inexpresivo e inmutable. Dientes apretados en un mordisco feroz. Es un cepo que
se cerró de golpe, clap, y nunca jamás soltará a su presa. Es una carcajada
contenida y sin alegría, sonrisa de compromiso, sonrisa de dolor, amenaza de
crueldad. Mueca forzada de verdugo que finge ser tu amigo antes de hacerte
daño, mucho daño. Ahora no pasa nada divertido, no hay motivo para reír, pero
dentro de poco, ya verás dentro de poco, sólo de pensarlo… Estallará la
risotada cuando gimas y llores de miedo, cuando te retuerzas de dolor. La
sonrisa de una calavera sugiere cuencas vacías, que son ojos que miran hacia el
interior del cráneo y se regodean en la visión de pensamientos putrefactos.
Sugiere corrupción, y gusanos, y huesos que se oxidan lentamente mientras esperan
la hora de la revancha.”