“La fantasía de ambos era al menos terminar a Proust,
estirar la cuerda por siete tomos y que la última palabra (la palabra Tiempo)
fuera también la última palabra prevista entre ellos. Duraron leyendo, lamentablemente,
poco más de un mes, a razón de diez páginas por día. Quedaron en la página 373,
y el libro permaneció, desde entonces, abierto.”