“La vi cuando
estaba a punto de cruzar la avenida. Estaba entre un montón de basura,
abandonada sobre las raíces de un árbol. Los estudiantes de Odontología, pensé,
esa gente desalmada y estúpida, esa gente que sólo piensa en el dinero,
empapada de mal gusto y sadismo. La levanté con las dos manos por si se desarmaba.
A la calavera le faltaban la mandíbula y la totalidad de los dientes,
mutilación que me confirmó el accionar de los protodontólogos. Revisé alrededor
del árbol, entre los residuos. No encontré la dentadura. Qué pena, pensé, y fui
hasta mi departamento, apenas a doscientos metros, con la calavera entre las
manos, como si caminara hacia una ceremonia pagana del bosque.
La puse sobre la
mesa del living. Era pequeña. ¿La calavera de un niño? Lo ignoro todo sobre
anatomía y temas óseos. Por ejemplo: no entiendo por qué las calaveras no
tienen nariz. Cuando me toco la cara, siento la nariz pegada a mi calavera.
¿Acaso la nariz es cartílago? No creo, aunque es verdad que dicen que no duele
cuando se rompe y que se rompe fácil, como si fuera un hueso débil. Examiné la
calavera un poco más y encontré que tenía un nombre escrito. Y un número.
<>. Cuántas opciones. Podía ser su nombre- Tati, nacida
en 1975. O su dueña podía ser una Tati parida en 1975. O el número quizá no era
una fecha y tenía que ver con alguna clasificación. Por respeto decidí
bautizarla con el genérico Calavera. Por la noche, cuando mi novio volvió del
trabajo, ya era solamente Vera.”
Krustcomment: Excepcional
colección de relatos cortos, tantos como ONCE: “El chico sucio”, “La Hostería”,
“Los años intoxicados”, “La casa de Adela”, “Pablito clavó un clavito: una
evocación del Petiso Orejudo”, “Tela de araña”, “Fin de curso”, “Nada de carne
sobre nosotras” (fragmento seleccionado
para el post), “El patio del vecino”, “Bajo el agua negra”, “Verde rojo
anaranjado” y el título homónimo del
libro: “Las cosas que perdimos en el fuego”.
Comparada con el mismísimo Cortázar por sus compatriotas
argentinos, palabras mayores pero entendibles si se trata de reconocer la
originalidad de sus escritos, yo –personalmente- tengo la sensación de haber
leído a la reencarnación de Alejandra Pizarnik… pero en prosa. En cuanto a
género literario en concreto, aquí encontrarán un poquito de todo: Noir de
qualité, Realismo sucio, Terror, Suspense… y algunas cosas más. Escrita en 2016, me alegra sobremanera todo
lo que me queda por descubrir de su obra anterior, ha representado mi 1ª
incursión en el Universo de la Srta. Enríquez. Francamente entusiasmado quedo
con la experiencia. He dicho.-