“Stan sólo había estado en la calle un total de ocho días
entre penas de prisión, y estaba decidido a que eso no volviese a ocurrir. Los
ocho días habían sido muy emocionantes, y con abundante diversión, pero, vistos
en retrospectiva, fueron una locura. Él y los dos tipos que conoció en el
autobús que salió de la prisión estatal de Oregón formaron una banda para robar
en Oregón, Nevada y, finalmente, California. Los detuvieron después de una
persecución a toda velocidad a través del valle de Sacramento en la que Stan y
sus dos amigos escaparon en un coche de la patrulla de autopistas de
California, hasta que al final tuvieron un accidente a las afueras de Manteca.
La policía golpeó un poco a Stan, pero uno de los chicos, Tommy Sisk, recibió
un disparo en la cabeza y murió esa misma noche. De manera que Stan estaba
listo, más que listo, para convertirse en un miembro productivo de la sociedad.
Y lo conseguiría escribiendo novelas pulp
a buen ritmo. Una vez que aprendiera el oficio, razonó, podría producirlas casi
de manera industrial.
Tardó cuatro meses en escribir el primer libro. Lo escribió
a lápiz, en papel de diversos tamaños y condiciones, un grueso alijo de papel
sucio que guardaba debajo de su cama. Cuando los guardias registraron la celda
lo encontraron, por supuesto, pero tenían buen corazón y lo dejaron continuar
trabajando. Técnicamente, tenía el derecho a escribir un libro, pero en la
práctica se hallaba a merced de la administración o de cualquier miembro de la
misma, desde el alcaide hasta el último de los funcionarios. Pero amablemente
lo dejaron escribir su libro, y durante un tiempo estuvo tan enfrascado que se
olvidó de dónde estaba y de quién era.”