miércoles, 26 de abril de 2017

Tuyo es el mañana - Pablo Martín Sánchez


“Hoy vas a nacer. No deberías, pero lo vas a hacer. No deberías porque el infierno está ahí afuera. Hay manifestaciones día sí y día también. La gente habla de elecciones. De atentados. De amnistías. Y estás tan bien en tu cueva. Tan calentito. Tan ingrávido. No tienes que respirar, ni que comer, ni que llorar. ¿Para qué, si no te oyen? Patalear, eso sí. Dar manotazos. Como un púgil o un karateka. Demostrar que estás preparado para enfrentarte a la vida. A un medio hostil. La vida te da mucho, dice la gente. Pero lo primero que te da son dos cachetes en el trasero. Como esos que suenan en la habitación de al lado, seguidos de un llanto desgarrador. Las paredes abdominales amortiguan los sonidos, pero no pueden impedir que te sobresaltes al escuchar el rugido de una moto, el gimoteo de un claxon, el tañido de una campana. Tu ritmo cardíaco se acelera. Te atragantas con el líquido amniótico. Tienes un ataque de hipo. La frecuencia de las contracciones indica que se acerca el momento de asomar la cabeza al mundo. Un mundo en el que hoy van a ocurrir muchas cosas. Cosas buenas y cosas malas. En el Congo van a matar al presidente Marien Ngouabi. En Italia habrá huelga general. En España el Boletín Oficial del Estado va a anunciar un nuevo indulto. Pero la historia que marcará tu vida va a suceder mucho más cerca, a unos pocos kilómetros de distancia. Sucederá en Barcelona y habrá una niña y un perro, un hombre y una mujer, un viejo y un cuadro. Oyes las campanas de una iglesia cercana. Sientes una nueva contracción. Hoy vas a nacer. No deberías, pero lo vas a hacer.”