jueves, 20 de agosto de 2009

Easy Rider


Un pueblecito de paso de esos sin nombre, en algún lugar entre Manresa y Lleida, deberían ser las 15.00 horas bajo un sol de justicia, el coche que se calienta y nosotros que nos asamos como pollos con la bofetada de calor concentrado que entra por las ventanillas abiertas, tendría que haberme comprado un buga con aire acondicionado en su momento pero ya no tendré ninguno más, cuando el Ibizilla exhale su último suspiro se acabó el pagar impuestos de circulación, seguros, ITVes, gasolinas y demás, voy a pasar de artículos de “lujo” innecesarios…
Un café con hielo para repostar en el único bar del pueblo, unas mesillas de esas metálicas a pie de acera (ver esquina inferior derecha) y a contemplar la carretera donde pasó un solo vehículo, y era un tractor, en 45 minutos, terapia relajante; hablamos un rato con esa chica que aparece al fondo que estaba sentada al lado, y nos comenta que junto a su pareja abandonaron la ciudad hace un par de años y se pillaron una casita en ese recóndito lugar dejándolo todo atrás, tienen un pequeño huerto y algunos animales para sus gastos de manutención y además se marcan sus chapucillas en el mismo pueblo o en Gironella, que es el centro neurálgico más grande de los alrededores, para sacarse unos euricos, está esperando a su pareja que ha ido a pegarse un chapuzón en el agua helada de un río que discurre por los alrededores, nos comenta que están de fiestas y en ese escenario cutre del fondo va a tocar una orquesta esta noche, si nos queremos quedar, humm es que vamos de paso…
Aparece un hippy cuarentón, en sandalias y pantalón rosa, montado en esa cosa que veis, lo flipamos en colores, aparca en la puerta del garito evitando que algún coche coja el sitio y sus vistas privilegiadas porque el tío se va a pegar un bolo de camarero por la noche, se toma un Vichy fresquito directamente de la botella (como tiene que ser), y se despiden, van a pegarse una siestecilla a su nido, la máquina queda en esa posición, sin cadenas que la aten, a esos lugares no llegan los chorizos…
Mientras analizaba la jugada, pensando que quizás fuera un espejismo debido al calor, observo los múltiples detalles del cacharro estacionado frente a mis morros, tunning de extrarradio donde los cromados de la bici relucen como si fuera una puta Harley Davidson, el manillar rollo chopper permite al hippy descansar y recostarse en ese asiento que parece un tricornio achafao, el cambio de marchas y la cadena se ven perfectamente engrasados, y os juro que suena como si los radios de las ruedas cortaran el viento con una caricia sin motorizar, y no hay que echarle gasofla...
A mí estas pequeñas cosas me llaman mucho la atención a la vez que me suponen un gran aprendizaje de cara a un futuro que yo también barrunto lejos de la gran ciudad, pero llevándome mis cosillas. Básicamente es el derecho a ser tú mismo, donde quiera que estés sin stress.-


"Tour Khesa" - Agosto/09