«Había visto muchas noches como
esta en Grecia, en las islas, en Asia, en Sicilia. A pesar de todo no podía
acostumbrarme a ellas. Siempre me faltaba la noche del Ática, que conserva algo
de la luz del día, como un destello, algo así como un resplandor opaco de
espejo viejo».
«Así como estaba, acostado en la
cama, desnudo y desvalido, un niño hubiera podido matarlo. La gente debería ver
de vez en cuando a los dioses durmiendo, eso les curaría de las enfermedades de
la fe y de las epidemias del fanatismo».
«El miedo llega tarde, en el
ocaso, cuando la gente te vuelve la espalda. Pero el auténtico pavor nos visita
temprano, por la mañana, cuando la gente te muestra su rostro.
Permitidme que levante el pasado como un escudo frente al verdadero rostro de la gente».
Permitidme que levante el pasado como un escudo frente al verdadero rostro de la gente».
Publicado por Galaxia Gutenberg. Primera edición: marzo de 2022. Traducción del griego moderno de Carmen Vilela Gallego. Título original: Τιμάνδρα (1994). 190 páginas.