La mañana del 15 de agosto de
1961 Conrad Schumann estaba de centinela junto a un pelotón de guardias en el
Muro de Berlín, tenía 19 años. En el tercer día de construcción, el Muro tan solo
era una pequeña valla de madera coronada por una alambrada de espinas, el
soldado Schumann fue el primer desertor de la RDA, tras ver un coche oficial en
la parte occidental salvó el obstáculo y atravesó al otro lado soltando por el
camino el subfusil PPSh-41 soviético que portaba. Allí estaba Peter Leibing,
un fotógrafo alemán, para inmortalizar el instante en una de las imágenes más
famosas de aquella época.
Toda historia tiene su final: el
20 de junio de 1998, padeciendo una depresión por el rechazo de sus padres al
considerarlo un traidor a la República Democrática Alemana, Schumann se ahorcó
cerca de la ciudad de Kipfenberg en la Alta Baviera.
Visitar el lugar exacto donde
aconteció esta pequeña historia, cada persona de uno u otro lado tuvo la suya
particular, me ha parecido una de las experiencias más enriquecedoras del viaje
a Berlín de este año. Una ciudad que en la actualidad es una puta maravilla en
muchos sentidos, especialmente por el open mind de sus gentes (sentirse
libre cómo en ningún otro lugar de los que un servidor ha tenido la oportunidad
de conocer, créanme) y por lo bien que han sabido reconstruirla desde sus
cenizas con la colaboración de todos y cada uno de sus habitantes. Muy
recomendable visitarla si no la conocen todavía.
Foto: Peter Leibing
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