sábado, 22 de enero de 2022

Simón – Miqui Otero

 


“Simón no se perdía el mercadillo de los libros ni un solo domingo. Para que le dejaran salir, aún cargaba su huevera de cartón con carajillos y cortados para los dueños de los puestos. Así que, cuando llegaba media mañana, los propietarios de esas pequeñas librerías lo esperaban: las bocas tapadas por bragas de lana o jerséis de cuellos alto, olían a colonia potente, a faria consumida, a madera carcomida y a papel devorado por los años y las lepismas. Los clientes parecían sonámbulos, sin afeitar y casi en pijama, como si buscasen un duro o las llaves en los pasillos de un frenopático.
     Ese domingo, sin embargo, Simón, nervioso por la perspectiva de reencontrarse con Estela en el puesto de libros, fue a su casa a buscar a Violeta, su madre. Lo que había empezado como una relación interesada, que pasaba por seducir a la suegra para convencer a su hija, se había convertido en una amistad. Durante estos años no había dejado de inventar dedicatorias con ella. Además, quería verla para interesarse por su estado: un caballero debía atender a las contingencias más inoportunas de la vida. Sabía desde hace poco que Violeta llevaba ya tiempo batallando con una enfermedad de su memoria y que llevaba un par de semanas más desorientada: recordaba vivamente que había leído a los catorce años, pero olvidaba los nombres de las personas a las que quería. Quizá por eso, en lugar de llorar más, Violeta leyó más. Simón la entendía porque Rico le había inculcado que leer es la única forma de vivir muchas vidas posibles en el tiempo que te da una. Sabía también Simón que la madre estaba mal, pero no hasta qué punto su hija se había convertido en madre de su madre: le dejaba pósits en la nevera para que recordara apagar el fuego, fotos de conocidos en toda la casa con el nombre debajo, la esperaba leyendo en la peluquería, le compraba azucarillos individuales para que no le echara al café veinte cucharadas. Simón, que había visto esta mañana a Marciano borracho en el bar, le haría compañía a su esposa mientras su hija trabajaba en su negocio dominical.”

Publicado por Blackie Books
Año de publicación: 2020
Edición: Primera (septiembre de 2020)
Páginas: 450