miércoles, 18 de agosto de 2021

Leviatán – Paul Auster

     “A partir de entonces empezamos a vernos con regularidad. Sachs no tenía empleo y eso hacía que estuviera más disponible que la mayoría de la gente que yo conocía, que fuese más flexible en sus hábitos. La vida social en Nueva York tiende a ser demasiado rígida. Una simple cena puede requerir semanas de planificación, y los mejores amigos pueden pasar meses sin tener ningún contacto. Con Sachs, sin embargo, los encuentros improvisados eran la norma. Trabajaba cuando el espíritu le impulsaba a ello (generalmente de noche) y el resto del tiempo vagabundeaba libremente, deambulando por las calles de la ciudad como un flâneur del siglo XIX, dejándose guiar por su instinto. Paseaba, iba a museos y galerías de arte, veía películas a cualquier hora del día, leía libros en los bancos del parque. No estaba sometido al reloj como lo están otras personas. En consecuencia, nunca tenía la sensación de estar perdiendo el tiempo. Eso no significa que no fuese productivo, pero el muro que separa el trabajo y el ocio se había desmoronado para él hasta tal punto que apenas se daba cuenta de su existencia. Esto le ayudaba como escritor, creo, ya que las mejores ideas siempre se le ocurrían cuando estaba lejos de su mesa. En ese sentido, para él todo entraba en la categoría de trabajo. Comer era trabajar, ver un partido de baloncesto era trabajar, sentarse con un amigo en un bar a medianoche era trabajar. A pesar de las apariencias, apenas había un momento en que no estuviese trabajando.”

Nota: Hacía bastante tiempo que no degustaba, mediante la lectura de una de sus novelas, la maestría de Paul Auster a la hora de describir a un personaje en particular. En este caso, impresionante el retrato de Benjamin Sachs, un flâneur del Siglo XIX. ¿Saben ustedes el significado del término flâneur? Un servidor ha tenido que buscarlo AQUÍ. Cada día se aprende algo nuevo, dicen…