“Abierto en 1892, el centro de recepción de Ellis Island
marca el fin de una emigración casi salvaje y el advenimiento de una emigración
oficializada, institucionalizada y, por así decir, industrial. De 1892 a 1924,
cerca de dieciséis millones de personas pasarán por Ellis Island, a razón de
entre cinco y diez mil por día. La mayor parte permanecería allí unas horas;
solo entre el dos y el tres por ciento fueron rechazados. En resumidas cuentas,
Ellis Island no será más que una factoría para fabricar americanos, una fábrica
para transformar emigrantes en inmigrantes, una fábrica a la americana, tan
rápida y eficaz como una charcutería en Chicago: en un extremo de la cadena
pones a un irlandés, a un judío de Ucrania o a un italiano de Apulia, y por la
otra punta –después de una inspección ocular, un vaciado de bolsillos, una vacunación
y una desinfección- sale un americano.”