“El alcohol. El alcohol, a veces, parecía ayudarle; le
desgarraba los brazos, le soltaba le lengua, le hacía sacar la cabeza y mirar
hacia fuera. Pero era como el aliado traidor de las películas; el que te da la
mano en el acantilado para luego soltarte cuando te confías y sonríes y piensas
que ya estás salvado. Y barranco abajo vas. Cuando bebía, de joven, la mente de
Curro bailaba la yenka: un pasito adelante, sí, una débil mejora, pero luego
otro atrás, y otro y otro, un, dos, tres, hasta que al final trataba de
romperle una botella en la cara a alguien. Le dijeron que era culpa de la
medicación, que los antidepresivos no podían mezclarse con alcohol, pero Curro
sabe que no era por eso. Era por esto de aquí; lo que lleva dentro: la sed de destrucción
que le inocularon. Esa rabia que nunca
se va.”
Krustcomment: Antes
de la vorágine lectora Servidor ya sabía que esta novela le iba a encantar, no
en vano cargo en la espalda con toda la bibliografía de Mr. Amat, costillares
como extrarradios de bicicleta, y eso pesa lo suyo, créanme. MASTERPIECE: 5
estrellas de plata en el Goodreads y 5 estrellas doradas en la nevera mientras
escribo este mini-post, desde aquí fervorosamente recomiendo (sí, al revés
igual quedaba mejor pero hasíonintenssionao)
que lo descubra la penya… si (ojalá)
se atreve.-
Nota: Sant
Jordi 2018. Gracias por la amabilidad en la dedicatoria del libro, a pesar de
que llegamos tarde, por la breve pero intensa charla/chapoteo literario, por el
abrazo St. Boi-Cornellà… y por la foto donde el breve instante nos fijó de
auténticos como no podía ser de otra manera. ¡Qué va, nen, cómo voy a colgarlo
aquí! Venga, otro abrazo si lees esto… y hasta la próxima.-