lunes, 2 de enero de 2017

La vida cotidiana del dibujante underground – Nazario


     “No tendría que dar muchas vueltas para buscar las razones que defendieron mi decisión de emigrar a Barcelona. Una vez que pensé en la posibilidad de trasladarme allí como maestro y ver que tenía puntos suficientes, solicité una plaza y me la concedieron. Me había resultado indiferente el colegio al que me mandaran en una ciudad cuyos barrios no conocía en absoluto, sabiendo que los mejores lugares ya debían de estar ocupados y sobre todo esperando dejar el trabajo al curso siguiente. Mi idea era usar el trabajo de maestro como trampolín durante un curso mientras conocía el ambiente y descubría la posibilidad de buscarme la vida de otra forma que no fuera la de dar clases en una escuela.
     Había elegido Barcelona por su aparente cosmopolitismo, porque durante las visitas que había hecho (casi siempre camino de París o Ibiza), la había visto como una gran ciudad llena de gente “rara” –aquella Plaza Real  repleta de hippies melenudos fumando porros me había recordado a Ámsterdam- y el movimiento de gente por las Ramblas y los bares que menudeaban por los barrios del puerto la equiparaban a aquel París que había conocido lleno de homosexuales expresándose libremente por calles y jardines. Además, allí estaban la mayoría de editoriales de libros y revistas, por lo que publicar mis historietas no sería tarea difícil, o por lo menos sería más fácil que en Sevilla o Madrid. Culturalmente Barcelona se acercaba bastante a Europa y, de hecho, parecía ser la ciudad más europea de España.”

Parte 1.- EL ADIÓS A SEVILLA (Una carpeta con dibujos y un tren para Barcelona)