“En ese instante aparece la luna llena y Macario siente como
si una hermosa mujer le reconfortase y le pasase la mano por la frente. Ha
estado esperándola durante toda la semana. Hubo incluso una noche en la que se
le puso tiesa, aunque tal vez eso fuese por otros motivos.
Aparece un poco roja por el borde inferior, como
ensangrentada, pero a Macario nunca se le ocurriría decir que está manchada de
sangre. Los de Internet lo explican muy claro: la atmósfera absorbe todos los
colores que la iluminan cuando la luna está en el horizonte… excepto el color
rojo, que es el único que a la postre se refleja en su superficie. Por eso
nosotros la vemos de color rojo. No hay, pues, más misterios. Nada de sangre,
aunque les duela a los románticos. A medida que vaya avanzando la noche, esa
luna se irá levantando y acabará brillando en lo más alto como una moneda de
plata.”