Desde las alturas del mirador de la Torre de Tokyo (una
réplica kitsch de la Torre Eiffel de París construida en 1958 y con 333 metros
de altura) se pueden admirar unas vistas nocturnas abrumadoras de los cuatro
puntos cardinales de la ciudad y va muy bien para situar las celdas que conforman sus
enjambres en forma de barrios, para que me entiendan es como vivir de un modo
real la experiencia del visionado de los primeros minutos de la mítica “Blade
Runner” de Ridley Scott, helicópteros nocturnos incluidos, y analizar
mentalmente todo ese monstruo arquitectónico que ha sido capaz de crear el
hombre moderno. Ineludible para tener constancia precisa de toda la vastedad
del lugar que has decidido visitar. Cobran algo para subir pero no es demasiado
caro -900 yenes, unos 7 euros-, también hay que decir que uno tiene la
oportunidad de ver este tipo de vistas en contraste diurno y en formato
gratuito metiéndose en algunos de los múltiples rascacielos comerciales que vas
encontrando por toda la urbe y picándole al botón más elevado de esos ascensores
futuristas que tiene esta gente, les puedo asegurar que abrirse las puertas
conduce a sorpresas inigualables… pero, en todo caso, les recomiendo esta
visión en particular para admirar la magia de la noche en una ciudad que nunca
duerme. La torre la encontrarán por la zona de Minato-ku y la parada del
subterráneo es Akabanebashi.-
* “El elogio de la sombra” es un ensayo de culto escrito por
Junichiro Tanizaki en 1933 y que ya reposa pausadamente en mi estantería para
ser devorado en breve…