No
hay nada tan bonito como disfrutar del maravilloso circo del fútbol viendo a
dos aficiones hermandadas, se dice
hermanadas pero queda más hooligan lo de hermandadas
por aquello de las reses auto-dirigidas por sociedades pedorras como la inglesa
y la rusa en la actualidad, con lo divertido que sería comentar las jugadas de
Dickens o Dostoievski sobre el césped del Vélodrome, ¿no? Luego, creo que
empataron…