«Afortunadamente, el espíritu
humano no se destruye fácilmente. Por instinto, crea defensas contra los
ataques. En mi caso, pronto desarrollé una armadura protectora de cinismo sobre
mis semejantes. La otrora ingenua Pauline Tabor, como un viejo soldado, se
desvaneció. La sustituyó una madame muy dura que trabajaba con la filosofía de
que todos los hijos de Dios tienen pies de barro. Esa filosofía, debo añadir,
estaba firmemente fundada en el conocimiento de que muchos de los caballeros
que me desairaron en público eran clientes de mi casa; que muchos de los
funcionarios públicos que más clamaban contra el vicio eran los primeros en
aceptar el supuesto «dinero sucio» a cambio de cerrar los ojos ante el vicio
contra el que predicaban; que muchas de las respetables damas que me
despreciaban a mí y a mi profesión eran fracasadas como esposas, hembras
frígidas cuyos maridos hambrientos de sexo acudían a mi puerta para comprar una
ilusión de amor y calor humano que no podían encontrar en sus propios hogares.
Así que, con el tiempo, aprendí a ignorar los reproches de una sociedad que me
desaprobaba y pude reírme hasta el final».
Publicada por Papelillo Editorial. Primera edición: noviembre 2024. Título original: Pauline’s (1971). Traducción de Miguel Ángel Medina. 320 páginas.