«La fresca de la mañana erizaba
el vello de sus brazos y las voces del mercado le envolvían igual que si
anduviera por un zoco moro. Los vendedores pregonaban sus mercancías con el
deje de un canto morisco. El olor a fruta cortada y carne en salazón se
mezclaba a golpes, junto con el resuello febril de un perro contagiado de
cólera. El cielo pintaba rojizo, como si de un lienzo de sangre se tratara. A
sus ojos de plomo volvió a asomar la campiña arrasada por el fuego. Las nucas
abiertas a culatazos. Los pedazos de carne humeando y la sangre gorda que hace
barro la tierra
Le cruzó por el rostro una ráfaga de odio, de ese odio brutal y despiadado que nace del charco más arrabalero. El mismo charco que le dio de mamar».
Le cruzó por el rostro una ráfaga de odio, de ese odio brutal y despiadado que nace del charco más arrabalero. El mismo charco que le dio de mamar».
Publicado por Editorial Planeta. Primera edición: abril de 2008. Premio: Azorín 2008. 325 páginas.