«Conducía con tanto cuidado, tan
lento, que tuve que ir apartándome a un lado de la carretera de Valley Vista
porque los coches que venían detrás no dejaban de pitarme, hasta que por fin
logré llegar a Woodcliff y ya aceleré cañón arriba hasta Mulholland sumido en
un estado de repentina desesperación, y en cuanto llegué a casa me tomé dos
Valiums con un vaso de vodka en el que eché varios cubitos de hielo mientras
Rosa doblaba en el lavadero la ropa que acababa de salir de la secadora, y
luego me llevé la botella de Smirnoff a mi dormitorio y allí solo y con el
pestillo echado me puse a fumar la hierba de Jeff Taylor con una pequeña pipa
amarilla: quería anularme por completo. Me serví otro vaso de vodka y la mezcla
hizo efecto al instante. Llamé a Susan, borracho y colocado, y empecé a divagar
y luego le colgué mientras ella estaba a mitad de una frase; no tengo ni idea
de lo que dije ni de qué le conté ni de lo que ella me preguntó. Casi de
inmediato el teléfono empezó a sonar y descolgué sabiendo que sería Susan, le
dije: «Estoy bien, estoy bien, tengo que irme, tengo que irme», y le colgué de
nuevo. Se hizo un momento de silencio mientras estaba allí tumbado en el
dormitorio sobre el edredón, con el uniforme del colegio y sin los zapatos,
imaginando dibujos en el liso techo blanco en el que tenía clavada la mirada, y
luego miré el póster de Elvis Costello en la pared. TRUST, proclamaba en
grandes letras».
Publicado por Random House. Segunda reimpresión: junio de 2023. Título original: The Shards. Traducción de Rubén Martín Giráldez. 680 páginas.