Corría el año 1973 cuando se firmó en París el acuerdo de alto
el fuego de aquella funesta y terrorífica Guerra del Vietnam. Ese mismo año
aparece en Estados Unidos No Beast so Fierce,
No
hay bestia tan feroz, la primera novela de Edward Bunker (Los Ángeles, 1933 – Burbank, 2005). Recuperada por
Sajalín Editores en esta décima edición conmemorativa gracias a la exitosa
coincidencia entre el binomio formado por crítica y público.
Bonus Track: El libro, número 1 de la exquisita colección al margen, incluye una deliciosa entrevista a
Bunker –“Eddie” para los amigos- y un prefacio del gran James Ellroy.
PRIMERA PARTE: LIBERTAD CONDICIONAL
Dividida en diez capítulos, cita previa con William Blake, el
autor nos presenta al personaje principal de la novela narrada en primera
persona: Max Dembo. Tras cumplir una condena de ocho años por falsificación de
cheques -entre otros actos violentos que complementan su currículum-, y con un
puñado de calderilla en los bolsillos, sale de la prisión con la intención de
encontrar un trabajo que le permita vivir como una persona normal. En frente,
una sociedad con la que siempre tuvo cuentas pendientes que saldar.
Huérfano de raíces familiares y sentimentales, salvo la tierra
que pisa y que conoce como la palma de su mano, Los Ángeles le ofrece todo un
panorama de nuevas sensaciones e ilusiones por alcanzar. Hasta que el encuentro
con su agente de la condicional, Joseph Rosenthal, judío casposo y retrógrado, le hace
replantearse su condición de persona reinsertada en el sistema.
SEGUNDA PARTE: VUELTA A LAS ANDADAS
El cuerpo central de la trama. Trece capítulos que se abren con
un preludio en forma de cita de Nietzsche. Ajustado relato de las vicisitudes
interiores de Max, siempre en constante monólogo consigo mismo y diálogo con el
lector. Gravitando alrededor de su pequeño microcosmos, encontramos aquí toda
una serie de secundarios memorables (Aaron, Willy Darin, Mary & Joe
Gambesi, L.L. Red, Jerry Shue… y la sombra de una femme fatale: Allison).
Con la delincuencia como eje central, el autor trata en
profundidad otros temas complementarios: el racismo, las desigualdades
sociales, o esa delgada línea que separa el amor de la amistad. Max vuelve a
sentir avispas rebeldes revoloteando en su cerebro, lo empujan a dar el gran
golpe, el que le permita cumplir su gran sueño: huir, escapar a ninguna parte.
TERCERA PARTE: TODO O NADA
Seis capítulos finales con obertura en forma de cita de Dylan
Thomas. El protagonista apuesta toda su fortuna a una sola carta mientras
esparce al viento el resto de la baraja vital de su existencia. A cuatro manzanas del glamour de Beverly Hills
te puedes equivocar y adentrarte en el East Side de Los Ángeles, pardillos los
hay en todos lados, Max lo aprendió en su momento. Un horizonte inabarcable se
expande ante sus ojos y el resto del planeta es muy grande para colmar sus
expectativas.
Es aquí donde Bunker pisa a fondo el acelerador del infernal
vehículo narrativo de la novela, y el relato adquiere, a modo de road movie, un ritmo frenético que nos
conduce a un incierto desenlace.
Con una escritura dotada de un lirismo arrebatador, crepuscular por momentos, el autor sabe esconder hábilmente entre líneas de paisajes naturales y faunas humanas de todo pelaje, altas dosis de belleza descriptiva entre tanta mierda amagada en el culo -globos de heroína y ristras de diamantes escondidas en el recto. Todo ello nos dirige a un final tan desenfrenado como bien ejecutado. Descabello irreversible a una historia inolvidable, de aquellas que marcan para siempre… a hierro y fuego. Una novela de culto.
Título: No hay bestia tan feroz
Autor: Edward Bunker
Traducción: Laura Sales
Editorial: Sajalín Editores
Páginas: 419
Publicación: enero 2021