martes, 8 de diciembre de 2020

Por un puñado de bitcoins

 

La noticia es de ayer mismo. Bob Dylan, con etiqueta propia en este blog, ha vendido su catálogo completo de canciones a Universal Music, UMG para los amigos. El acuerdo firmado incluye más de 600 canciones y aunque se especula mucho sobre la cantidad final del pacto comercial (dicen que más de 3 millones de pavos) se desconoce a ciencia cierta el montante total de la operación. En todo caso, lo saben sus cuentas bancarias cerradas a cal y canto.

Se incluye todo el paquete de clásicos inmortales, desde la primera canción que compuso en Greenwich Village allá por los albores de los años 60’, hasta “Murder most foul”, esa pieza de 17 minutos que sacó este mismo año pandémico y que pueden encontrar/disfrutar aquí si husmean un poco entre las entradas/entrañas antiguas de este espacio.

Dylan, que –pese a quién pese- todavía compone a sus 79 años, volverá a empezar de cero (Love minus Zero) en 2021, y volverá a acumular material para otra futura venta cuando le salga de los cojones, como ahora ha sido el caso. De momento queda cubierto, él y su gente más próxima, para futuras contingencias materiales que se le puedan presentar en un futuro inmediato: podrá comprarse un chalet de lujo en la luna, gastárselo en vino o presentarse como presidenciable a las elecciones del Barça, lo que le apetezca...

Se lo ha ganado, al Dylan lo que es del Dylan. Bofetada monumental para sus exasperantes críticos y detractores que, desde ayer mismo, están empezando su linchamiento particular en esos vulgares manicomios, templos de la vergonzosa envidia ajena, que llaman redes sociales. A chuparla, todos.

El flamante Premio Nobel de Literatura, aquí también raspó una buena pasta, siempre ha hecho con su patrimonio lo que le ha venido en gana, faltaría más. Dylan es un incansable trabajador: seguía tocando en alrededor de 100 conciertos anuales antes de la pandemia, se montó una destilería de whisky (de marca “Heaven’s Door” dando trabajo a un puñado de peña desamparada) y otras cosas que, dicen los pocos que realmente lo conocen, se sabrán a su debido tiempo.  Mientras tanto, cientos de artistas han tomado prestadas sus canciones (se supone que con cobro de royalties a cambio) y ha vendido cerca de 130 millones de discos en todo el mundo. 

Crece la hucha, resbala la trucha. Dylan lo que dylan… Bob sigue siendo el Rey.