“Desde
cría, María era de una brillantez fuera de toda norma. Todo le interesaba, y se
enfrascaba en sus cosas. De ahí a la estigmatización escolar, una uña. Envidia
de niñas mierdosas que a la altura del año 2000 ya habían tenido tiempo de
demostrar largamente que nunca habían sabido por dónde les daba el aire.
Le
colgaron un mote, matrícula tras la que viene el camión social. A María le
podían haber apodado Plastilinas, que le gustaba modelar. O Palabros, que en ocasiones
usaba vocablos raros. O Palillo, que no engordaba. O Pelos, que le hacía
remolinos. O Pintas, que a veces se le bajaban los calcetines solos. O Piños,
que tenía lo suyo de diente. O Pitiminí, de sarcasmo, que guapa no era. Pero a
María las amiguitas la apodaron Puta. Por hacer dolor a una niña más remisa que
las otras al trato con los demás. Bien se cuidó María de que sus padres no
oyeran nunca el mote. Ante el conato de convergencia entre ellos dos y las
compañeras, María emprendía carreras grotescas, o se arrancaba a hablar
torrencialmente para no dejar cuña de silencio que la del pupitre de al lado
llenara con el apelativo. Pero a sus padres no les hizo falta oír las cuatro
letras. De su cara pálida se colegían los abusos de las borregas, de sus ojeras
infantiles las ofensas de las envidiosas, de su ensimismamiento abogado las
palabras de las resentidas.”
Nota: Con “Las ganas”, que ya las
habían, completamos toda la obra, hasta el momento, de este indescriptible
autor (claro, se pueden contar muchas cosas de su talento literario pero yo
prefiero gozarlo…). “Los millones”, “Los huerfanitos” y “Los asquerosos” son
las otras tres novelas que ha publicado para Blackie Books. Atrévanse, no sean mocardos.-