
5 Copas de Europa cada club, 4 enfrentamientos en
eliminatorias contra ellos a lo largo de la historia y nunca hemos sido capaces
de vencerles. El Camp Nou es un templo, Anfield también. Anoche el Liverpool
barrió en su estadio (“You’ll never walk alone”, gallina de piel siempre que
tengo la oportunidad de ver un partido de los Reds) al Barça durante los 90’ y
acabó derrotándolo por un contundente y humillante 4-0 –sin Salah, Firmino y
Keita, todos ellos titulares, bajas por lesión y perdiendo a Robertson, otro
gran jugador, en los compases iniciales del match-; también fue superior en el
partido de ida (donde perdió 3-0 en un resultado increíble para quién no
tuviese la oportunidad de ver el duelo, y a todas luces engañoso, magnificado
por el excelso partido de Leo Messi), con lo cual en el cómputo de los 180’ el
pase a la final del Wanda Metropolitano de Madrid del equipo inglés es tan justa
como merecida. Jürgen Klopp me parece un gran entrenador, Ernesto Valverde (que
me cae de puta madre) no tiene los mimbres necesarios para dirigir a un equipo
grande cuando llegan las citas importantes, esas en que las pizarras deben
solucionar los problemas que puedan acontecer en un partido de alto nivel. Para
los que ya llevamos muchos pelotazos dados, y encajados con la cara, a lo largo
de la vida como aficionados futboleros, hay pequeños detalles que ya te hacen
presagiar el descalabro antes de que acontezca: la concentración de unos y
otros en los primeros 15 minutos, la forma de pelear los balones divididos, la
manera en que retornan al campo tras el descanso (unos trotando hacia la
gloria, otros andando cabizbajos hacia el patíbulo), la falta de concentración en el 4º gol madre mía, etc...
El Barça reincidió en
los mismos errores que cometió el año pasado en Roma dilapidando una ventaja de
4-1 en el partido de ida para caer eliminados por 3-0 en la vuelta, y en mi
opinión, cierra así este maravilloso ciclo que ha comprendido una última década
prodigiosa, plagada de títulos, puede que la mejor en la historia del club,
nada es eterno, le pese a quién le pese, y muchos de esos grandes jugadores con
los que todos hemos disfrutado (y continuamos haciéndolo ,así que nos
abstendremos de dar nombres a fuer de no alargar este ‘agónico post’) deben
empezar a dar el relevo adecuado a las futuras generaciones que llegarán,
algunos desde la cuna del Mini Estadi-otros allende nuestras fronteras: ley de
vida lo llaman. Soy de los que piensan que somos més que un club, entre otras muchas cosas, porque con el tiempo
–hablo de los culés con el culo pelao, claro, los chavalxs jóvenes que ayer
lloraron la derrota tendrán su momento de gloria en el futuro, espero…- hemos
aprendido a SABER PERDER, lo cual nos lleva, en días como hoy, a felicitar al
Liverpool F.C. por su histórica victoria, aplaudirles y desearles la mejor de
las suertes en esa final, que a falta de conocer al otro finalista (espero que
sea el Ajax del que soy un fiel admirador de toda la vida, joder me hubiera
hecho mucha ilusión jugar contra ellos: Johan y el fútbol moderno y divertido siempre presente…), en
la que van a partir como favoritos: un regalo envenenado a veces, que les vamos
a contar nosotros en momentos como este, sepan acabar de ponerle la guinda a
esta competición tan linda y bonita
que el Barça –tu solo no puedes, Leo, aunque seas divino, esto va de 11 contra 11 y todos son importantes- no hemos sido capaces
de conquistar. Salut i Força Barça.-
7/5/2019 - Semifinal vuelta Champions League
Liverpool 4 - Barça 0
(Origi -2-, Wijnaldum -2-)