“Finalizar. Palabra horrible. Concluir, terminar, incluso
clausurar. Acabar. Todas son mejores que ese alongamiento de fin, pero él dijo
finalizar, y esto empieza con su voz. No quiero corregirle el verbo, por eso lo
escribo tan pronto, cuando todavía suena en mi oído. Si espero unos días,
pondré mi voz en la suya y haré literatura con sus palabras, y esto no va de
hacer literatura, porque la literatura casi nunca consiste en hacer literatura.
Si me pusiera estupendo, escribiría: me voy a matar. Hola, Sergio, te llamaba
para decirte que me voy a matar. Así se dicen las cosas en las novelas. Los
personajes no finalizan sus vidas, ni las acaban o las dan por concluidas. Los
personajes se matan, ni siquiera se suicidan.”
Krustcomment:
Descubro a este autor, del que tenía buenas referencias en el entorno de mi
círculo lector, con esta, su última novela hasta la fecha. Una historia
autobiográfica que tiene como eje principal el suicidio de Antonio Aramayona
(activista de muchas luchas sociales dignas y profesor de filosofía en el
instituto donde estudió Sergio del Molino) que sirve de punto de conexión a un
muy personal viaje al pasado del autor a San José, un barrio gris de gente
trabajadora en Zaragoza (una ciudad cuya idiosincrasia propia queda muy bien
reflejada en la novela). Capítulos cortos y muy bien estructurados utilizando
flashbacks temporales entre 1993 y 2017 hasta completar sus escasas 200 páginas
(un poco apresurada la resolución en mi opinión, quizás con una cincuentena de
páginas más…). Me ha gustado, así que amplio desde aquí la recomendación… y
personalmente me cito a alguna de sus anteriores obras: “La hora violeta” y “La
España vacía” son las que me apetecen. Hasta luego, pues.-