De repente,
Bill
Estás es una esquina de Nueva York, esperando a cruzar la
calle. Ensimismado, no le prestas demasiada atención al mundo que te rodea. De
pronto, alguien te tapa los ojos con las manos y dice:
- ¿Quién soy?
Nadie te hacía ese juego desde que estabas en primaria.
Normalmente, esta situación te alarmaría, pero la voz te resulta familiar. No
acabas de saber quién habla, pero tienes la certeza de que se trata de un
amigo.
Te das la vuelta y es Bill Murray. Sí, la estrella de cine
internacional Bill Murray. Es más alto de lo que esperabas y lleva la camisa
arrugada. Empiezas a tartamudear, te cuesta encontrar las palabras, tu cabeza
no puede procesar lo increíble de la situación. Él esboza una sonrisa, se te acerca
y añade en voz baja:
- Nadie te va a creer.