“Como es sabido, en el bunraku
los títeres femeninos solo tienen cara y manos. El tronco y las piernas hay que
imaginarlos envueltos en los largos ropajes, dentro de los cuales los titiriteros
manipulan para simular sus movimientos. Creo que esto es lo más cercano a la
realidad, pues las mujeres de antes existían solo de cuello para arriba y de
bocamanga para afuera, quedando el resto escondido en la oscuridad. En otras épocas,
a partir de un cierto nivel social, las mujeres apenas salían de sus casas y
cuando lo hacían viajaban en herméticos palanquines, de forma que su figura
nunca quedase expuesta. Recluidas normalmente en su aposento de un tenebroso
caserón, sus cuerpos permanecían día y noche como enterrados en las tinieblas,
cobrando existencia real solo en la cara.”
El elogio de la sombra
Junichiro Tanizaki