domingo, 25 de julio de 2010

Poesía experimental


Descubriendo ayer la trayectoria del artista mallorquín Miquel Barceló en esta doble exposición que recorre desde sus obras más precoces concebidas con 16 años hasta sus trabajos a día de hoy, uno se da cuenta de la importancia de la obra de este artista (uno de los 20 creadores vivos más cotizados del mundo), un universo fascinante compuesto por diferentes obras: me encantan por ejemplo sus poemas visuales o sus “Vanitas” (trabajos realizados con excrementos y cráneos de animales, flores…) o las famosas “Cadaverinas” (pequeñas cajas de Correos en las que encerraba material orgánico en descomposición: tomates, peces, huevos fritos, conchas, pasteles…), o sus pinturas surrealistas que ya desde joven expresan un lenguaje creador asombroso (la serie dedicada a los perros rabiosos es impresionante…).
Recomendar esta Expo a quién le apetezca perderse por los interminables caminos del arte y masajearse los sentidos con un poquito de imaginación. La entrevista con el artista tampoco tiene desperdicio, todo un personaje…

ARTS SANTA MÓNICA - BARCELONA
“Barceló canalla”
(1973-82)
• Del 15/Julio al 26/Septiembre/2010
• Entrada gratuita


CAIXAFORUM - BARCELONA
“El artista reconocido”
(1983-2009)
• Del 15/Julio al 9/Enero/2011
• Entrada gratuita

Tengo 52 años, creo… Nací en Felanitx, vivo entre Mallorca, París y Mali. Soy pintor: pinto con pinceles, esculturas… Tengo dos hijos, de 17 y 15 años. Soy un anarco de izquierdas. Soy ateo (practico por la vía animista). Los pulpos devoran parte de sí y se regeneran, ¡como yo!

¿Qué le inspira?
Las cacas de mis asnos mallorquines: con ellas he modelado las figuras de Anselm Turmeda, Ramón Llull y Joanot Martorell, tres referentes míos.
¿Por qué pinta?
Pinto para saber por qué pinto.
¿Lo sabrá un día?
Pinto todos los días desde los 15 años, y es ya mi extraña forma de vida: cada respuesta me plantea siempre otra pregunta…
¿Qué está pintando ahora?
Paisajes del Himalaya, desérticos… Son paisajes del interior del cerebro, sin luz.
¿Y que tal le están quedando?
Creí haber entrado en vía muerta, pero ahora no estoy descontento. Así funciono: avanzo sobre los errores. Mi vida entera es así.
¿Qué le gusta tanto como pintar?
Leer, follar, bucear. Bucear más que follar… porque aguanto más rato.
¿Y si combinase esas dos cosas?
Le contaría experiencias preciosas… ¡Bajo el mar he hecho de todo!: crecí junto al mar…
No puede llevarse el mar a París, Mali…
Me llevo su perfume: rasco salitre del fondo de mi barca – agua de mar, sepia podrida, gasóleo…- y me lo llevo en una lata. Pintaba la cúpula de Ginebra e iba oliéndolo…
Ya tenemos su pócima secreta…
Y el perfume del algarrobo y de la ruda. Y los tomates de mi huerto, buenísimos…
¿Es supersticioso?
A veces le cojo manía a algo, a un color…
¿Qué color?
Son cosas que no se deben decir.
¿Qué queda del niño hiperactivo que fue usted?
Todo, espero. Trastear con pinceles y pinturas me apartaba de trastadas mayores.
¿Qué le gustaría que aprendiesen de usted sus hijos adolescentes?
A mirar obras de arte… Y a no encerrarse en una galería de arte de Europa y América. Por eso los llevo a ver el sufrimiento humano de cara, a vivir con pobres de África.
¿Hay alguna obra de Barceló oculta en algún ignoto rincón del planeta?
He pintado en las paredes de una caverna las “Jornadas de Sodoma” de Sade, carboncillos pornográficos… ¿Dónde? Ah, imagine…
¿Qué querría que se dijese de Barceló?
Me gustaría que dentro de dos mil años mis obras provocasen la misma excitación que nos provocan algunas obras primitivas, de cuyos artistas no sabemos nada: ¿fue un hombre, una mujer, un joven, un viejo…?
¿Qué le impresiona más?
Cada león y leona es un retrato individualizado de extrema exactitud, puedo sentir su ansia de sangre previa al ataque… ¿Cómo pudo aquel artista acercarse y captar con tanto detalle a bestias tan peligrosas? Tuvieron la capacidad de empatizar e identificarse con la bestia, de casi convertirse en ella, con sus pelos hirsutos y enhiestos en la nuca, los cojones pegados a la cola…
En sus cuadros viven también muchos animales…
Sí, sobre todo cabras, asnos, pulpos y sepias: ¡estoy fascinado por los cefalópodos! He matado miles de pulpos en mi vida… pero hoy ya no: sólo los observo. Pienso montar un espectáculo artístico con cefalópodos.
¿Qué le atrae tanto de los pulpos?
Si lo necesitan, ¡se comen una pata!: pueden devorar parte de si mismos y regenerarse. ¡Yo hago lo mismo (metafóricamente)!
¿Ha devorado alguna obra suya?
Pinté con gran intensidad un cuadro con tres pingüinos borrachos bajo la nieve…, y con la misma intensidad ¡lo destruí! Al acto me arrepentí: ¡el cuadro era cojonudo!
¿Entonces…?
Sentí como si el acto creativo quedase incompleto si no incluía la destrucción… Intenté rehacer el cuadro: ha sido imposible.

Fuente: La Contra - La Vanguardia