jueves, 19 de noviembre de 2015

Lost Paradise

“Me gustaría que durante la lectura de este libro prestasen atención a las historias de la gente. Antes de eso quisiera que imaginaran lo siguiente: es 20 de marzo de 1995. Lunes. Una mañana agradable y despejada de principios de primavera. El viento aún es fresco y la gente sale a la calle con abrigo. Ayer fue domingo. Mañana se celebra el equinoccio de la primavera, es decir, es un día laborable en mitad de un puente. A mucha gente le hubiera gustado tomárselo libre, pero por desgracia sus circunstancias se lo han impedido. Así que usted se ha despertado a la misma hora de siempre, se ha lavado la cara, ha desayunado, se ha vestido y se dirige a la estación del metro. Se sube a un tren lleno, como de costumbre; se dirige a su puesto de trabajo. Una mañana como muchas otras. Nada especial. Uno de esos días imposibles de diferenciar en el transcurso de una vida, calcado a muchos otros, hasta que cinco hombres clavan la punta afilada de sus paraguas en unos paquetes de plástico que contienen un líquido extraño…”

Underground
Haruki Murakami


… el líquido extraño que contenían esos paquetes era gas sarín. Los cinco hombres (cinco ataques coordinados en cinco líneas de metro diferentes) que pincharon sus paraguas en esas bolsas de plástico envueltas en papel de periódico eran una banda de iluminados de la secta Aum Shinrikyo (traducido vendría a ser algo así como Verdad Suprema, pero pinchen el enlace y flípenlo). 13 muertos. 50 heridos graves. 6000 intoxicados, crónicos de por vida algunos de ellos…
Ayer fue Tokio, hoy París, ¿dónde será mañana?; esto del terrorismo en nombre de vete a saber qué no dejará nunca de sorprenderme y más si tenemos en cuenta lo sencillo que es encontrar el Paraíso Particular de cada uno de nosotros en cosas tan simples como, yo qué sé: un sofá, una manta, un café, un buen libro y dos manos que lo sostengan. Dentro del Paraíso Colectivo que significa habitar esta Tierra deberíamos pensar que igual que hemos sido capaces de engendrar estos monstruos también se nos supone el valor de ser capaces de eliminarlos, al fin y al cabo el grotesco espectáculo de la Vida… debe continuar.-