¿Encasillar a Björk?, a ver quién se atreve. La musa de la
música islandesa que probó con estilos tan diferentes como el punk (Spit and
Snot), el jazz fusion (Exodus) y el pop (The Sugarcubes) antes de irse a vivir
a Londres y abrazar la electrónica, de cuyo proceso de aprendizaje global
surgió en aquel lejano 1993 su grandioso “Debut”, inmenso discazo de
presentación en sociedad les guste o no a sus detractores, lo demás ya ha sido
ir experimentando su propia historia personal (¡ya tenemos 49, pequeña
Bachelorette!) a través de las cosas que a ella le gustan, faltaría más, y que
a algunos nos parecen realmente innovadoras, una propuesta musical claramente
diferenciada de todo lo demás: el poder de la originalidad siempre suma puntos en
esta casa… hasta llegar a este “Vulnicura” (cuya significado literal es: Cura
para las heridas) que, supongo, será la base sobre la que se asiente el
concierto que voy a tener la oportunidad de ver el próximo viernes. Algunas de
las canciones que lo componen me parecen realmente buenas, regreso a las
cuerdas incluido, aunque no he querido husmear demasiado por aquello de tener
el factor sorpresa a favor ya que lógicamente tengo muchas ganas de escuchar
esa prodigiosa voz interpretándolas en directo, ¿Caerá alguna repesca de
antigua tonada en el anzuelo?, uno tiene sus favoritas y va dispuesto a dejarse
sorprender. Que va a ser un concierto rarote, me da a mí que sí, que pasaré
desapercibido entre el mestizaje de toda esa peña inclasificable que me/nos va
a acompañar en la experiencia pues seguro que también. Veremos, pues, mientras
tanto incluyo en este post una tirita de enlace en forma de novedoso tema capaz
de frenar la hemorragia del tiempo de espera hasta que empiece la función.-