jueves, 10 de junio de 2021

Invitado a una decapitación – Vladimir Nabokov

 


“Se encontró sobre uno de los muchos taludes cubiertos de césped que, como olas verde oscuro, rompían en distintos niveles entre las rocas y terraplenes de la fortaleza. Al principio lo marearon tanto la libertad, la altura y el espacio abierto que se aferró al húmedo césped y apenas notó otra cosa que los fuertes chillidos vespertinos de las golondrinas que cortaban el aire multicolor con sus negras tijeras. La luz del atardecer había invadido la mitad del cielo y, justo detrás de su cabeza, se alzaban con terrible rapidez los ciegos escalones de piedra de la fortaleza, entre los cuales él se deslizaba como una gota de agua, mientras a sus pies se abrían fantásticos precipicios y se arrastraban neblinas perfumadas por los tréboles.”