“Venimos al mundo para repetir lo que quienes nos
antecedieron también repitieron. Ha habido avances técnicos, supuestamente
importantes, pero en lo humano seguimos idénticos, con los mismos defectos y
problemas. Imitamos sin saberlo, lo que han intentado hacer los que nos han
precedido. Todo son intentos y muy pocas realizaciones que, además, cuando se
dan, son siempre de segunda fila. Se habla de nuevas generaciones, cada diez o
quince años, pero cuando uno analiza esas generaciones que a primera vista parecen
distintas sólo ve que repiten que es urgente y necesario suprimir a la
precedente y, por si acaso, también a la que precedió a la precedente y que en
su momento trató de borrar a la que le precedía. Es extraño, ninguna generación
quiere colocarse en los márgenes del Gran Camino, sino en el centro que ocupa
la anterior. Deben de pensar que afuera no hay nada, y pensar esto los lleva a
la larga a imitar y a repetir la aventura de aquellos a los que empezaron
despreciando. Y así siempre, no hay una sola generación que se haya situado en
el margen, que haya dicho, casi en bloque: esto no va con nosotros, ahí os
quedáis. Llegan los jóvenes para luego, de la noche a la mañana, desaparecer
sigilosamente, ya viejos. Al huir del mundo, se hunden, y hunden sus propios
recuerdos, y mueren, o se mueren y hunden sus recuerdos, ya muertos desde que
nacieron. En esto no hay excepción a la regla, en esto todos se imitan. Como
dice un epitafio en una tumba del cementerio de Cornualles, en Inglaterra: <<¿Hemos
de morir todos? / Todos hemos de morir. / Todos hemos de morir de. / De morir
hemos todos>>.”