jueves, 16 de mayo de 2019

Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal…



Esta foto es de Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, Juan Rulfo para los amigos de las letras. Leí en su momento “El llano en llamas” (1953) y “Pedro Páramo” (1955), en ambas encontré esa genuina originalidad que se les supone a los grandes escribanos de todos los tiempos y además me ayudaron a ‘conocer’ algo mejor, que nunca está de más, diferentes aspectos sobre uno de los países que más me apasionan del puto globo, por multitud de historietas personales que ahora mismo no vienen al caso: México.
Sobre “Pedro Páramo”, Borges (que me la bufa sobremanera con todo el respeto que siempre le he tenido después de leer, quizás, mucho más de su inmortal obra que algunos de los que lo encumbran al Olimpo de los Intocables) dijo que “Pedro Páramo” es de las mejores novelas que se han escrito jamás, ya sea en lengua hispánica o en la mismísima historia de la literatura. García Márquez (que este sí que jugó en la Liga de los Grandes, según mi modesto criterio lector) la devoró dos veces en una noche y declaró que no había sufrido una sacudida semejante desde que leyó de un tirón “La metamorfosis” de Kafka. Estos son apuntes que he rescatado investigando por ahí conexiones sobre la vida de Rulfo (1917-1986), friki que es uno que le vamos a hacer, en todo caso sirvan estas cuatro líneas como complemento personal a la verdadera intención de este post, que no es otra que poner en el blog esta fotografía que me parece sencillamente preciosa, con todas las connotaciones sensoriales que este simple y último adjetivo implica. Flipante Flash, si señor!!!