martes, 13 de noviembre de 2018

Irlanda – Espido Freire


     “De pronto el tiempo hace tonterías, se empeña en correr o en detenerse. Hubo una época en la que yo tenía una confianza ciega en el reloj. Las horas transcurrían a su debido tiempo, más veloces en mi casa, más lentamente cuando me encontraba en el colegio, pero era un caer de arena incesante, que me hacía crecer y se medía con las dos agujillas.
     El tiempo comenzó a defraudarme cuando los minutos de bienvenidas y besos con mis primos se hicieron eternos, cuando el lento mirar de reojo de Irlanda pareció inmovilizarse en el aire, o cuando mis manos, que nunca habían sido torpes, no encontraron las de Roberto. Sospeché entonces que el tiempo, como las agujas del reloj, camina en círculos, y que el mío tendría que girar una y otra vez, como una historia que siempre se repite, en torno a aquella casa y a sus campos verdeantes.”