miércoles, 19 de septiembre de 2018

Las cosas que perdimos en el fuego – Mariana Enríquez


     “La vi cuando estaba a punto de cruzar la avenida. Estaba entre un montón de basura, abandonada sobre las raíces de un árbol. Los estudiantes de Odontología, pensé, esa gente desalmada y estúpida, esa gente que sólo piensa en el dinero, empapada de mal gusto y sadismo. La levanté con las dos manos por si se desarmaba. A la calavera le faltaban la mandíbula y la totalidad de los dientes, mutilación que me confirmó el accionar de los protodontólogos. Revisé alrededor del árbol, entre los residuos. No encontré la dentadura. Qué pena, pensé, y fui hasta mi departamento, apenas a doscientos metros, con la calavera entre las manos, como si caminara hacia una ceremonia pagana del bosque.
     La puse sobre la mesa del living. Era pequeña. ¿La calavera de un niño? Lo ignoro todo sobre anatomía y temas óseos. Por ejemplo: no entiendo por qué las calaveras no tienen nariz. Cuando me toco la cara, siento la nariz pegada a mi calavera. ¿Acaso la nariz es cartílago? No creo, aunque es verdad que dicen que no duele cuando se rompe y que se rompe fácil, como si fuera un hueso débil. Examiné la calavera un poco más y encontré que tenía un nombre escrito. Y un número. <>. Cuántas opciones. Podía ser su nombre- Tati, nacida en 1975. O su dueña podía ser una Tati parida en 1975. O el número quizá no era una fecha y tenía que ver con alguna clasificación. Por respeto decidí bautizarla con el genérico Calavera. Por la noche, cuando mi novio volvió del trabajo, ya era solamente Vera.”


Krustcomment:  Excepcional colección de relatos cortos, tantos como ONCE: “El chico sucio”, “La Hostería”, “Los años intoxicados”, “La casa de Adela”, “Pablito clavó un clavito: una evocación del Petiso Orejudo”, “Tela de araña”, “Fin de curso”, “Nada de carne sobre nosotras” (fragmento seleccionado para el post), “El patio del vecino”, “Bajo el agua negra”, “Verde rojo anaranjado” y el título homónimo del libro: “Las cosas que perdimos en el fuego”.
Comparada con el mismísimo Cortázar por sus compatriotas argentinos, palabras mayores pero entendibles si se trata de reconocer la originalidad de sus escritos, yo –personalmente- tengo la sensación de haber leído a la reencarnación de Alejandra Pizarnik… pero en prosa. En cuanto a género literario en concreto, aquí encontrarán un poquito de todo: Noir de qualité, Realismo sucio, Terror, Suspense… y algunas cosas más.  Escrita en 2016, me alegra sobremanera todo lo que me queda por descubrir de su obra anterior, ha representado mi 1ª incursión en el Universo de la Srta. Enríquez. Francamente entusiasmado quedo con la experiencia. He dicho.-