martes, 12 de julio de 2016

Bella sin alma

“Sin embargo, a Clarissa la arritaba llevar este monstruo brutal agitándose en su interior, la irritaba oír el sonido de las ramas quebrándose, y sentir sus cascos hincándose en las profundidades de aquel bosque de suelo cubierto por las hojas, el alma. No podía estar en momento alguno totalmente tranquila o totalmente segura, debido a que en cualquier instante el monstruo podía atacarla con su odio que, de manera especial después de su última enfermedad, tenía el poder de provocarle la sensación de ser rasgada, de dolor en la espina dorsal. Le producía dolor físico, y era causa de que todo su placer en la belleza, en la amistad, en sentirse bien, en ser amada y en convertir su hogar en un sitio delicioso, se balanceara, temblara y se inclinara, como si realmente hubiera un monstruo royendo las raíces, como si la amplia gama de satisfacciones solo fuera egoísmo. ¡Cuánto odio!”

La señora Dalloway
Virginia Woolf


Krustapunte/o: ¡Cuánto tedio, Mrs. Woolf! Las gentes ilustradas comparan ésta, su novela, con el “Ulises” de Joyce (un día en la vida de Clarissa Dalloway + la peña que la rodea en Londres vs. un día en la vida de Leopold Bloom + la peña que lo rodea en Dublín). La suya, que es la que nos ocupa Mrs. Woolf, es más comprensible que la otra pero resulta igual de extremadamente aburrida en mi humilde opinión (la cosa empieza con Mrs. Dalloway saliendo a comprar flores para la fiesta que dará esa misma noche… y acaba con los invitados abandonando el sarao) ambas comparten una indudable lección de Arte Narrativo (¡miren que fragmento más majo les he seleccionado!), también en cuanto a sesudos recursos estilísticos empleados en su construcción –eso sería de imbéciles negárselo tanto a la británica como al irlandés- pero también, –AMBAS2-, producen un insoportable sopor en lo referente al goce como lector, a su comprensión como ídem, a esa asquerosa sensación que uno tiene al sentirse incapacitado para ensalzar esta clase de novelas –Clásicos del siglo XX, ¡oigan!- como la mayoría de esas gentes ilustradas que encabezan este apunte; aunque tampoco mediatizado por el esnobismo zapatero con el que se calza esa misma peña, que todo hay que decirlo… y punto, bueno, guión, dos ariscos asteriscos y final también.-

*La imagen corresponde a “Mrs. Dalloway” – Marleen Gorris (1997), adaptación cinematográfica de la novela que no he tenido la oportunidad de ver…

** Valoración Personal: 5 sobre 10