miércoles, 20 de mayo de 2015

H2O


"Lo ideal, cuando llueve sin cesar, es, además, ir a nadar. El remedio contra el agua es más agua todavía.
      Me tiraba de cabeza al lago y no salía de allí. El momento más hermoso era el chaparrón: ascendía entonces a la superficie para hacer el muerto y recibir la sublime ducha perpendicular. El mundo caía sobre mi cuerpo entero. Abría la boca para tragarme la cascada, no rechazaba ni una sola gota de lo que la lluvia me ofrecía. El universo era generosidad y yo tenía la sed suficiente para beberme hasta el último sorbo.
      El agua debajo de mí, el agua encima de mí, el agua dentro de mí: yo era el agua. No era casual que, en japonés, mi nombre incluyera el agua. A su imagen y semejanza, me sentía preciosa y peligrosa, inofensiva y mortal, silenciosa y tumultuosa, odiosa y feliz, dulce y corrosiva, anodina y rara, pura y embargante, insidiosa y paciente, musical y cacofónica, pero, por encima de todo, más que cualquier otra cosa, me sentía invulnerable."

Metafísica de los tubos
Amélie Nothomb