jueves, 28 de mayo de 2015

Jesús Lizano (1931-2015)


Las personas curvas

Mi madre decía: a mí me gustan las personas rectas.
A mí me gustan las personas curvas,
las ideas curvas,
los caminos curvos,
porque el mundo es curvo
y la tierra es curva
y el movimiento es curvo;
y me gustan las curvas
y los pechos curvos
y los culos curvos,
los sentimientos curvos;
la ebriedad: es curva;
las palabras curvas:
el amor es curvo;
¡el vientre es curvo!;
lo diverso es curvo.
A mí me gustan los mundos curvos;
el mar es curvo,
la risa es curva,
la alegría es curva,
el dolor es curvo;
las uvas: curvas;
las naranjas: curvas;
los labios: curvos;
y los sueños; curvos;
los paraísos, curvos
(no hay otros paraísos);
a mí me gusta la anarquía curva.
El día es curvo
y la noche es curva;
¡la aventura es curva!
Y no me gustan las personas rectas,
el mundo recto,
las ideas rectas;
a mí me gustan las manos curvas,
los poemas curvos,
las horas curvas:
¡contemplar es curvo!;
(en las que puedes contemplar las curvas
y conocer la tierra);
los instrumentos curvos,
no los cuchillos, no las leyes:
no me gustan las leyes porque son rectas,
no me gustan las cosas rectas;
los suspiros: curvos;
los besos: curvos;
las caricias: curvas.
Y la paciencia es curva.
El pan es curvo
y la metralla recta.
No me gustan las cosas rectas
ni la línea recta:
se pierden
todas las líneas rectas;
no me gusta la muerte porque es recta,
es la cosa más recta, lo escondido
detrás de las cosas rectas;
ni los maestros rectos
ni las maestras rectas:
a mí me gustan los maestros curvos,
las maestras curvas.
No los dioses rectos:
¡libérennos los dioses curvos de los dioses rectos!
El baño es curvo,
la verdad es curva,
yo no resisto las verdades rectas.
Vivir es curvo,
la poesía es curva,
el corazón es curvo.
A mí me gustan las personas curvas
y huyo, es la peste, de las personas rectas.

martes, 26 de mayo de 2015

Entre bambalinas

“Tengo casi ochenta años y he trabajado en muchísimas películas, con Welles, con Mankiewicz, con Carol Reed, con Terence Young y, sobre todo, con el inmenso David Lean. También he participado en muchas porquerías, como casi todos en esta profesión, y he pasado muchas temporadas en dique seco. He sido asistente, ayudante de dirección, encargado de casting y ghost writer. Lo curioso es que nunca pensé en dedicarme a esto.”


Así empieza –tras un riguroso y metódico prólogo del autor titulado ‘Meeting Mister Vidal’ donde se nos presenta al Guest Star- esta fascinante biografía sobre un tipo ‘desconocido’ que dedicó toda su vida al mundo del cine, que colaboró activamente en la creación de inmensas películas que ya son historia del 7º arte (“Lawrence de arabia”, “Mr. Arkadín”, “De repente el último verano”, “La hija de Ryan”, “Doctor Zhivago”…), que fue hermano de sangre de grandes estrellas como Frank Sinatra o Robert Mitchum entre muchísimas otras figuras humanas que irán apareciendo en escena, que viajó por medio mundo de rodaje en rodaje y siempre con alguna suculenta vivencia digna de ser rememorada y pasar así a los anales de la historia del cine, que nunca quiso dejarse inmortalizar por los flashes fotográficos, que tuvo una deslumbrante vida personal que tampoco quedará en el tintero. Y aquí nos va a contar todas esas batallitas en primera persona y de principio a fin. Además, por si existiera alguna laguna en la lúcida memoria de este señor, condensada en ‘La parte de Perico’, se añade muy acertadamente una especie de epílogo final donde su hija Alana acaba de atar todos los cabos que pudieran haber quedado sueltos en el resto de esta hermosísima confesión sobre quién fue realmente su padre. IMPRESCINDIBLE PARA TODOS LOS BUENOS AMANTES DEL CINE. Créanme si les digo que… ¡lo van a flipar!

Big Time: la gran vida de Perico Vidal
Marcos Ordóñez

Imagen: Perico Vidal & Alana Vidal Diederich

jueves, 21 de mayo de 2015

Einsamkeit


No tengo ninguna duda de que esta novela será una de las grandes triunfadoras del mercado literario en este año 2015, también aparecerá en todas esas listas de recomendaciones de final de curso turronero que perpetran los que entienden de esto y que veremos bien situada en suplementos culturales varios allá por diciembre, y es que Trueba es un tío que cae bien a la crítica y al que además el público suele refrendar con su apoyo en forma de suculentas ventas lo cual también hace que los libreros, agradecidos por los ingresos extra proporcionados por un autor de la casa, se suban al carro del elogio sectorial. ¿Su mejor novela hasta la fecha?, personalmente conservo un cariño muy especial hacia sus “Cuatro amigos” (un “On the road” a la española por así decir, je!), tampoco estuvo nada mal su debut con “Abierto toda la noche” (a pesar de algún pecado de juventud propio de todo escritor novel) ni, por supuesto, aquel pelotazo que representó su “Saber perder” (Premio de la Crítica entre otros), todas ellas bailando sobre un notable sostenido. Un escritor sin altibajos de relevancia ni prisas creativas autoimpuestas ante presiones editoriales por publicar la próxima. Pues bien, este año nos llega su última novela (novelita, Adelita, que es la más corta de toda su producción), hablamos de este “Blitz” que si en mi opinión no es la mejor de todas ellas, (¡y mira que siento decir esto, David!) puede que sí sea la más madura, a pesar de su evidente falta de ambición contradictoria, también puede que sea la que iluminará su trayectoria a partir de ahora, su ‘blitz’ particular (palabro alemán que vendría a significar la llamarada luminosa que deja un rayo cuando estalla en el firmamento, gran elección para el título por otra parte) que espero y deseo que pueda acabar tronando con fuerza en las estanterías de todos los amantes de la buena literatura patria, ¡que haberla hayla, oiga! Pero vaya por delante que a mí no me ha acabado de convencer esa solución acelerada en su parte final aunque sea consciente de que el the end en sí es tremendamente engañoso, por lo tanto impactante por lo inesperado: doce capítulos subdivididos en los meses de un año cualquiera, donde enero ocupa las primeras 125 páginas y el tramo entre febrero y diciembre se despacha en las siguientes 40 del total de 170, ya te dije Adelita que era una obra cortita… demasiado quizás. Dicho esto, me parece un muy buen trabajo, en su línea de valoración global, aunque personalmente esperara un poquito más, ese puntito de rigor que la hubiera alzado al top de su bibliografía hasta la fecha. (Esto es un asunto de expectativas de los que seguimos la obra de este autor, no me hagan demasiado caso, continuaremos leyéndolo a la espera de ese gran salto de calidad que intuyo inmediato aunque habrá que esperar unos cuantos años hasta la próxima). Casi, Adelita, casi, de verdad te lo digo… pero, resumiendo, tú y yo sabemos que el Trueba chico es bastante mejor que el gran Marías de los cojones, ¿eh?

Trama argumental contemporánea que transcurre a caballo entre una Alemania poderosa (Múnich, visita turística incluida) y una España (Madrid-Barcelona) en crisis, donde su cantera de jasp’s deben emigrar al país teutón para ganarse las habichuelas como buenamente pueden, esta es la historia de una pareja de ellos: Beto, madrileño, 30 años, arquitecto paisajista, es el protagonista principal que ejerce de narrador en primera persona y que se encuentra en plena ruptura sentimental con su novia (Marta, guapísima, 27 años, actriz en paro), que lo acompaña en su viaje a la capital bávara siendo ahí donde se desarrollan los mejores momentos de la novela, ya que es allí donde conocen a un tercer personaje, en principio secundario pero que acaba convirtiéndose en el alma mater de la narración (Helga, jubilada alemana de 63 años que ahora mata su tiempo libre con diferentes tareas de voluntariado… con segunda residencia en Mallorca, claro); otros secundarios, pocos pero bien definidos, completan un reparto de seres solitarios en busca de su parcela existencial –extremadamente particular- en un mundo en el que no acaban de encontrar el lugar donde realizarse como personas mientras el tiempo se les escurre entre las costuras del alma como la arena resbala entre esos relojes acristalados que Beto presenta en su proyecto arquitectónico en un concurso internacional para la construcción de parques públicos. Relojes de arena que marcan irremisiblemente las horas desiertas del corazón.

Es esta una descarnada historia de desamor, digámoslo ya, aunque a ustedes se la pretendan vender como una historieta de ¿segundas oportunidades? Déjenme que les diga que aunque sientan que la comisura de los labios se les tuerce imperceptiblemente en un gesto de irónica sonrisa (Beto es un tipo que tiene un gran sentido del humor, por eso les va a caer bien, por eso es posible que hasta se apiaden de él… e incluso de su circunstancia) tampoco sería extraño que se les helara el careto en un medio rictus de falsedad atrapada in fraganti. Es esta una novela de arquitectura emocional que tiende puentes de conexión entre gentes de diferente condición, de diferente generación, y es esta una novela donde se manifiestan en toda su profundidad esos sentimientos egoístas que -utilizando una sentencia del propio Trueba que me ha gustado mucho- acaban derivando en algo tan terrible como vendrían a ser “los nacionalismos del yo”. Recomendable para modernetes con pedigrí, esos que agachan la cabeza y tiran la toalla ante la primera adversidad que la vida les plantea, y para todos los públicos capaces de afrontar la desgarradora tempestad interna que supone un fracaso sentimental.-

*Einsamkeit: Palabra alemana que significa soledad.

miércoles, 20 de mayo de 2015

H2O


"Lo ideal, cuando llueve sin cesar, es, además, ir a nadar. El remedio contra el agua es más agua todavía.
      Me tiraba de cabeza al lago y no salía de allí. El momento más hermoso era el chaparrón: ascendía entonces a la superficie para hacer el muerto y recibir la sublime ducha perpendicular. El mundo caía sobre mi cuerpo entero. Abría la boca para tragarme la cascada, no rechazaba ni una sola gota de lo que la lluvia me ofrecía. El universo era generosidad y yo tenía la sed suficiente para beberme hasta el último sorbo.
      El agua debajo de mí, el agua encima de mí, el agua dentro de mí: yo era el agua. No era casual que, en japonés, mi nombre incluyera el agua. A su imagen y semejanza, me sentía preciosa y peligrosa, inofensiva y mortal, silenciosa y tumultuosa, odiosa y feliz, dulce y corrosiva, anodina y rara, pura y embargante, insidiosa y paciente, musical y cacofónica, pero, por encima de todo, más que cualquier otra cosa, me sentía invulnerable."

Metafísica de los tubos
Amélie Nothomb

martes, 19 de mayo de 2015

Ursus americanus


"Al caer el día y declinar el sol, a la salida del bosque, en la quebrada arcillosa por la que discurre el hilo de plata del agua helada donde pesco mis peces, veo una sombra persiguiendo una sombra, tan semejantes las dos con el plaf plaf de sus pies chapoteando en el río a contracorriente, tropezando con las piedras, levantándose y volviendo a tropezar, cayéndose y levantándose, atrapándose, peleándose, volviéndose y revolviéndose en el lecho violáceo de la noche, para reiniciar su carrera, la carrera de una sombra huyendo de sí misma."

Ánima  
Wajdi Mouawad

sábado, 16 de mayo de 2015

BCN - 1984

“Ascendió por las Ramblas, desfiló ante los quioscos abiertos (el último libro sobre los secretos del socialismo español, el último método para llegar a ser padre leyendo fascículos, la última revista con el último culo descubierto por las fuerzas vivas del país) y llegó a la Plaza de Cataluña. ¡Cómo había cambiado todo, diablos! Los quioscos respiraban libertad. De noche no se apreciaba tanto la gran miseria colectiva, y al menos la ciudad vibraba. Una muchacha repartía propaganda del PCC, un hombre exhibía una pancarta para que la gente se adhiriese espiritualmente a una huelga que iba a tener lugar en Sants, en la Bordeta, en Pueblo Nuevo, no se sabía dónde. Un extranjero pedía dinero para la cena de alguien que parecía estar en Düsseldorf. Un marica estaba a punto de convencer a un guardia urbano sobre los derechos intangibles de su sexo.

El médico cruzó la parte final de la calle de Pelayo y se metió en el Zurich, viejo café de clientes en paro, de hippies a la roña, de poetas desesperados que esperaban cambiar su último cuaderno de versos por un revolver Colt. Algunos extranjeros despistados contemplaban las estrellas desde la terraza, oh, Barkelona beautiful, mientras los camareros contaban las propinas, rubia a rubia, y maldecían su destino. Arriba, en el altillo, un empresario intentaba convencer a los dos únicos obreros que le quedaban de que las cosas cambiarían cuando su industria entrara en el Mercado Común. Trabajándose un porvenir mucho más inmediato, un periodista trataba de poner cachonda a su acompañante hablándole en rigurosa primicia de la última obra de un filósofo turco.”

Crónica sentimental en rojo
Francisco González Ledesma

B.B. King (1925-2015)


Lucille ya no volverá a gemir entre tus manos. Descansa, Maestro.-

viernes, 15 de mayo de 2015

Literatura en libre caída sin red de protección

“Durante la espera, buscó a diario los nombres de la editorial y del editor, y también el de casi todos sus autores, cuyas biografías y trayectorias terminó por dominar con inservible rigor. Internet le saturaba de datos inútiles que, sin embargo, calmaban su incertidumbre. El surgimiento de los blogs literarios fue crucial en ese sentido, pues, en lugar de aguardar su cita semanal con tres o cuatro suplementos para proseguir con su conversación privada sobre literatura, podía reactivar esa conversación constantemente, eligiendo temáticas a capricho, confrontando opiniones diversas hasta establecer un quórum fiable sobre la calidad de una novela de reciente publicación, descubriendo nuevos autores, viejos autores, nuevos críticos que disfrutaban de libertades casi indecentes para vapulear o ensalzar una obra con el detenimiento que estimaran oportuno. La red no escatimaba espacio ni exigía credenciales a los reseñadores; tampoco le preocupaba en lo más mínimo lo que éstos dijeran con tal de que generaran contenidos y proporcionaran tráfico a sus productos; lo soez y lo desinformado se mezclaba con lo respetuoso y erudito, y eran los internautas los que establecían con su asiduidad a un blog la relevancia de sus pareceres. ¿Reseñar? Cualquiera podía hacerlo. El crítico tradicional estaba siendo desautorizado por un montón de gente que ni siquiera cobraba a final de mes por recomendar o desaconsejar libros: eran aficionados, y en su amateurismo estaba su encanto. Muchos de sus post eran más leídos que las reseñas del propio Alamañac y, lógicamente, esta influencia cristalizaba en polémicas, debates, estados de opinión y, al cabo, ejemplares vendidos. Las editoriales no tuvieron más remedio que incluir algunos blogs literarios entre los destinatarios de su paquetería promocional, y hasta en las fajas y contracubiertas empezaron a figurar extractos laudatorios entresacados de una bitácora exitosa. Ocasionalmente algún autor se sentía dolido y se asomaba por un blog a través de la sección de comentarios, dando visibilidad a su rencor y a su inseguridad, lo que fue sólo el comienzo de la degradación de los escritores –paralela a la de los críticos pero, quizá por justicia, mucho menos veloz que ésta-; después vendrían las redes sociales como tenderetes desde los que los autores trataban de vender un ejemplar de su último título a todo el que entrara en su perfil.”

Alabanza
Alberto Olmos

miércoles, 13 de mayo de 2015

Gafitas que si ven, corazón que no siente


“Disculpe, ¿Se llama usted Miriam?”


Bruno Anthony (Robert Walker)
“Extraños en un tren” – Alfred Hithcock (1951)

lunes, 11 de mayo de 2015

7.- “I’d Rather Go Blind” – Etta James




Something told me it was over 
when I saw you and her talking, 
Something deep down in my soul said, ´Cry Girl´, 
when I saw you and that girl, walking out. 
I would rather, I would rather go blind boy, 
Than to see you, walk away from me child, and all. 
Ooooo So you see, I love you so much 
That I don't want to watch you leave me baby, 
Most of all, I just don't, I just don't want to be free no 
I was just, I was just, I was just sitting here thinking 
Of your kisses and your warm embrace, yeah, 
When the reflection in the glass that I held to my lips now baby, 
Revealed the tears that was on my face, yeah. 
And baby, baby, I would rather be blind boy 
Than to see you walk away, see you walk away from me, yeah 
Baby, baby, baby, I'd rather be blind now

Montreux – Suiza – 1975

sábado, 9 de mayo de 2015

Ada o el ardor condal


Pues el próximo domingo 24 de mayo tenemos elecciones municipales. Cada ciudad es un mundo y Barcelona es el mío, por lo tanto donde me corresponde depositar la papeleta de turno. Acabo de echarle una ojeada a la última y calentita encuesta del CIS (1.000 consultas personales en domicilios particulares) y de ella se desprenden algunos datos muy interesantes, empezando por el posible reparto de concejales –sépase que aquí se necesitan 21 para obtener la mayoría absoluta- que quedaría como sigue:

1.- Ada Colau (Barcelona en Comú) - 11
2.- Xavier Trias (CIU) – 8
3.- Carina Mejías (Ciutadans) – 6
4.- Jaume Collbony (PSC) – 5
5.- Alfred Bosch (ERC) – 4
6.- Alberto Fernández Díaz (PP) -4
7.- María José Lecha (CUP) – 3

El otro dato sumamente relevante que ha llamado mi atención tiene que ver con los indecisos, que son los que suelen desequilibrar la balanza a última hora y darle emoción al partidillo este de las urnas, y es que, nada más y nada menos, que el 29.3% de los barceloneses no sabe aún que votara el próximo 24 de mayo… y si no saben no contestan, claro, yo mismo dudo esta vez entre las dos mujeres que ocupan el 1 y el 7 de la lista, Ada y María José... La que si replica y no se muerde la lengua es la sorprendentemente favorita Ada Colau que ayer respondió a Felipe González (por cierto, ¿Qué coño hace este tío campañeando en Catalunya?), que la había provocado con un: “La señora Colau quiere hacer de Barcelona un parque natural” con un más que elegante: “Le responderé cuando sepa si habla en calidad de socialista o de asesor de Gas Natural”. 

viernes, 1 de mayo de 2015

La Biblia… y otros libros del montón


NEGRO: Lo dudo, pero deje que le haga una pregunta.
BLANCO: Bueno.
NEGRO: ¿Ha leído alguna vez este libro?
BLANCO: Cosas sueltas. Estudios sobre la obra.
NEGRO: ¿Lo ha leído?
BLANCO: Leí El libro de Job.
NEGRO: Que, si, lo, ha, leído.
BLANCO: No.
NEGRO: Pero ha leído la tira de libros.
BLANCO: Sí.
NEGRO: Así a voleo, ¿cuántos?
BLANCO: No sabría decirle.
NEGRO: Aproximadamente, hombre.
BLANCO: No sé. Un par de libros a la semana. Un centenar al año. Eso durante cerca de cuarenta años.

El negro coge un lápiz, lame la punta y se inclina sobre el bloc mientras se esfuerza por hacer unas sumas, la lengua asomada a la comisura de la boca, una mano sosteniendo la cabeza.

BLANCO: Cuarenta por cien son cuatro mil.

El Sunset Limited
Cormac McCarthy