lunes, 30 de marzo de 2015

Poética prosa de fuerza bufalina

"Les despierta en el corazón de la noche, sucesivamente, una alarma debajo de la frente, que no se ha dejado engañar por ninguna luna amiga y pretende recordar a cada cual, con una precisión de péndulo, el número de días, horas y minutos que quedan por vivir. Les despierta y la primera reverberación de húmedo sol les sorprende siempre así, con los ojos en el techo, medio tiznados de sueños, medio de temor, atentos a trazar entre las vigas líneas de fuerza y de fuga, una trama de cruces, agujeros y resquebrajaduras, a cuyo término les espera una feliz ausencia de peso, una aérea insensatez, una sensación de vuelo que en su idioma mental, no escrito ni dicho, corresponde a la idea, tan virginal y espontánea, de la literatura."

Las mentiras de la noche
Gesualdo Bufalino


"Comienza con las primeras claridades del alba y a través del sueño se oye como los perros se lamentan en los olivares. Luego el sol desemboca en los tejados, chorreante yema de huevo, hórrida menstruación del cielo. El soplo que nace de él ni siquiera provoca el sudor, sino que aprieta el corazón dentro de un puño, empuja a las golondrinas a estrellarse contra los campos de lava, por todas partes reverbera, y las engaña, una inexistente palpitación de agua. Y así la una, las dos. Ahora gorgotea lentamente y se apaga la cola de viento que se había alzado del mar, sembrando de arena africana cada uno de los pliegues de la piel y del suelo; junto a los pozos están secos los áridos agujeros donde se acovacha la víbora, en los dinteles duermen los pobres, y parecen muertos, con una venda oscura puesta sobre los párpados."

Perorata del apestado
Gesualdo Bufalino 

jueves, 26 de marzo de 2015

Pedro Reyes (1961-2015)


Este tipo calvo pero con greñas, desgarbado pero con mucho garbo, era al humor del absurdo lo que Beckett al teatro del ídem. ¡Qué joven que se ha pirao al otro barrio el condenao! Venga, Pedro, cuéntale un chiste al que custodia las puertas del cielo y peor para él si se ríe porque como te cueles dentro se van a oír las carcajadas… hasta en el infierno. DEP amigo y gracias por todas esas risas que nos dejaste.-

Videochiste: AQUÍ

miércoles, 25 de marzo de 2015

sábado, 21 de marzo de 2015

¿Quién engañó a George F. Babbitt?


Pequeño ramillete de datos que considero importantes para ilustrar esta reseña: Sinclair Lewis ganó el Premio Nobel de Literatura en 1930, fue el primer norteamericano en conseguirlo. Hasta esa fecha, en que la academia de suecos lumbreras decidió distinguirlo, había publicado entre otras obras, lo que puede considerarse como el grueso de su legado literario: ‘Calle Mayor’ (1920), ‘Babbitt’ (1922) y ‘Arrowsmith’ (1925)… esta última también ganó el Premio Pullitzer pero Lewis, en una polémica y orgullosa decisión, decidió rechazar el galardón muy enfadado con el jurado al considerar que ya deberían habérselo entregado con anterioridad por su ‘Calle Mayor’, cabe mencionar que aquel año, 1921, la galardonada fue Edith Wharton por ‘La edad de la inocencia’, curiosidades para la historia de las letras universales;  un año después, ego del autor vilipendiado mediante, Lewis empezó a escribir este ‘Babbitt’ (para el público la obra cumbre de su carrera, mientras la crítica parece estar mucho más dividida) y cuál fue mi sorpresa, conociendo estas referencias de un breve estudio previo del autor, cuando al iniciar la lectura descubro la incendiaria dedicatoria que Lewis incluye en la primera página: “Para Edith Wharton”.

Babbitt ama profundamente la prosperidad que otorgan los negocios (es una especie de exitoso agente de la propiedad inmobiliaria), ama a su familia (compuesta por su mujer Myra –con la que comparte algunos de los pasajes más memorables de la novela, especialmente en su parte final-, y sus tres hijos: Verona, Ted y la pequeña Tinka), ama el lujo de su posición social ascendente (atentos a sus cambios de chaqueta política, arrimándose siempre al sol que más calienta…), ama a sus amigos (Paul, ese gran personaje secundario, tampoco quiero olvidar a Tanis, aunque son muchos más los que aparecen…), ama a su ‘revolucionaria’ ciudad (Zenith, la única concesión imaginaria a una novela que supura realidad por los cuatro costados…), ama las evasiones de la rutinaria realidad que proporciona todo lo prohibido (el alcohol, las drogas, el sexo adúltero, todo ello narrado por Lewis con un inusitado atrevimiento narrativo capaz de esquivar cualquier censura… incluida la de la época) y, por encima de todo, ama la vida que le ha tocado vivir: aquí localizada entre los años 1920-1922, segmento comprendido de los cuarenta y seis a los cuarenta y ocho años de Babbitt, aquellos alocados años inmediatamente anteriores al derrumbe del sueño americano de finales de los años 20. Pero alguien engañó a Babbitt, algo no salió conforme lo previsto en su metódica hoja de ruta existencial…

Narrada en una 3ª persona de mucha proximidad hacia el lector, el autor consigue una soberbia composición del personaje central, o lo que viene a ser lo mismo, acabamos conociendo al dedillo toda la arrolladora personalidad de Babbitt, dios nuclear sobre el que gira todo el resto de un reparto que ya sea mediante los impresionantes diálogos que sostienen entre ellos (las conversaciones del Club Privado para caballeros o la reivindicación de los derechos de la mujer, mismamente) o a través de las acertadísimas descripciones que utiliza Lewis para situarnos en contexto (vestimentas, automóviles, mobiliario, guateques sociales, reuniones de negocios, congregaciones religiosas, etc…), la novela consigue mantener en todo momento un ritmo prodigioso, especialmente en su parte central –que es donde se cuecen todos sus secretos- para acabar con un final de campanillas, a la altura de lo que un servidor –tan cargado de emoción lectora- se esperaba. ¡Bravo! Primer acercamiento a este autor, el próximo en línea de salida, que mucho me temo que acabará convirtiéndose, ojalá me equivoque, en mi gran descubrimiento de este año entre los clásicos de la literatura. Muy recomendable para todos aquellos rastreadores de autores injustamente olvidados por el implacable rodillo del tiempo.

Tras el reconocimiento del Nobel “… por su vigorosa y plástica técnica puesta al servicio de la descripción, y por su habilidad en la construcción amena e inteligente de nuevos tipos y caracteres, bla, bla, bla”, dijo alguien durante el discurso de entrega, la pluma punzante de Sinclair Lewis -agitadora de conciencias burguesas y burdeles religiosos- siguió creando otras obras, muchas de ellas todavía siguen sin traducción a otros idiomas más allá del inglés original, y acabó muriendo en Roma a los 65 años agarrado a una botella de alta graduación alcohólica y al orgullo de haber sido capaz de escribir, quiero suponer que entre otras, esta estupenda novela.-


viernes, 20 de marzo de 2015

La Copa del Pito

Esperanza Aguirre: “Los ultrajes a la bandera o al himno son delito en el Código Penal y no se deben consentir. Por tanto, mi opinión es que el partido se debe suspender y celebrarse en otro lugar a puerta cerrada. Si hay una parte de los aficionados que quieren silbar, pues mire usted, el partido no se va a celebrar. Así de claro.”

Javier Tebas: “No me parece bien que se pite al Rey y al himno, trabajaré en la medida de lo posible para que no sucedan hechos así. Por el hecho de que haya ocurrido otras veces no se puede convertir en una tradición. ¿Suspender la final? ¿Por qué no?”

María Dolores de Cospedal: “Si uno no quiere ir a ver la Copa del Rey, pues que no vaya. Y si un equipo no está conforme con jugar la Copa del Rey, pues que no la juegue. Así de claro.”


Final Copa del Borbón: Athletic de Bilbao – F.C. Barcelona
Fecha: 30 de mayo de 2015
Sede: Camp Nou

El tal Tebas fue delegado provincial de las juventudes del partido político Fuerza Nueva, un corrupto de tomo y lomo que ahora es el presidente de la LFP (Liga de Fútbol Profesional). Obsérvese también que las dos oscuras gaviotas acaban sus declaraciones con la misma sentencia: “Así de claro.”
Propongo que antes del partido sierren la copa por la mitad y repartan las partes resultantes entre los dos equipos. El partido que lo jueguen, por supuesto, donde les de la real gana y que el acontecimiento sea una auténtica fiesta de buen rollo cívico entre las dos aficiones. Al árbitro que le den un matasuegras, no vaya a ser que el silbato del señor colegiado de turno irrite los tímpanos a su alteza…
En fin, a todo esto, yo me pregunto: ¿Dónde queda la Libertad de Expresión? 

jueves, 19 de marzo de 2015

Inmune al gris suplicante - Paul Auster


Inmune
al gris suplicante
de la niebla, fue el odio
-el odio, pronunciado mañana
y tarde en el alero-
quien te mantuvo cerca. Sabíamos
que sólo la ebriedad
había hecho al sol
arrastrarse por las persianas.
Sabíamos que un vacío
aún más profundo
era construido por gaviotas
que barrían sus propios gritos. Sabíamos que
sabían
que el aterrizaje era espejismo.
Y que esperaba
desde la hora primera en que
yo había venido a ti. Mi piel,
estremeciéndose bajo la luz.
La luz, hecha añicos a mi tacto.

martes, 17 de marzo de 2015

Ahí estuviste tú…


Norma Talmadge (1893-1957) es un nombre que a mucha gente no le sonará de nada a pesar de que en su momento fue una de las más rutilantes estrellas de la época del cine mudo de Hollywood, pero seguro que todo el mundo ha oído hablar de esa tradición que consiste en imprimir las manos en tierra por parte de algunos inmortales del cine que dejaron así su rastro para la posteridad (aunque por lo visto también se pueden encontrar otras cosas como los pies de Marilyn, o las gafas de Harold Lloyd, o el puro de Groucho Marx, o el puño de John Wayne, o la varita mágica de Daniel Radcliffe…) en la calle que se encuentra en frente del Grauman’s ChineseTheatre, que no hay que confundir con el Paseo de la Fama del mismo Hollywood donde más de 2.000 estrellas de cinco puntas con sus nombres correspondientes grabados en uniformes baldosas dan su rutilante brillo al archiconocido paseo de Hollywood Boulevard; aunque están muy cerca uno del otro, no es lo mismo, uno es más natural y el otro más artificial por así decir. En fin, sepan ustedes que la primera celebridad en dejar grabadas sus huellas no fue otra que esta señorita que aquí les presento cuando cierto día del año 1927 cayó de bruces accidentalmente, con el moraíto supongo yo, y dejó la impronta de sus manos sobre el cemento húmedo de unas obras que se hacían a las puertas de ese Teatro con vistas a su próxima inauguración, instaurando una moda, la de las huellas y la de las estrellas con fondo rosa y borde de bronce inkrustado que ha perdurado hasta nuestros días para que millones de curiosos de todos los tiempos las pisoteen y las deslumbren con sus flashes fotográficos durante toda la eternidad. Curiosidades te da la vida, ay dios!

viernes, 13 de marzo de 2015

Ser Humano rico, Ser Humano pobre


Nos salvaremos juntos o nos hundiremos. Cada uno de nosotros por su lado. Los de arriba siempre se sientan en los de abajo. Irremediablemente cotidiano.
Nos salvaremos juntos y cambiaremos, el curso de la historia con paciencia y humor. Nadie contaba en serio con nuestra astucia y eso es… irremediablemente cotidiano.
Y lo demás será siempre lo de menos. Aquí no se respeta de la selva ni la ley. Las horas se derriten, los minutos de la mano se van. Irremediablemente cotidiano.
No volveré a cometer la torpeza, de perder la cabeza por una promesa o algo peor. Que sale mejor en la foto el más sospechoso de los invitados y eso es… irremediablemente cotidiano.
Nos salvaremos juntos que para eso estamos. No hagas caso si ves escrito: ‘La dignidad es un delito’. Que unos tienen miedo a llegar tarde y otros a llegar antes que nadie. Irremediablemente cotidiano.

Canción 33. Ver Video: “Irremediablemente cotidiano”
Viñeta: El Roto

viernes, 6 de marzo de 2015

Niña en el cubil de la virilidad

     “No es, en verdad, su cuarto, sino el que tenía cuando era niña, abandonado ahora, con las cortinas medio sueltas, una cama blanca, algo rebuscada, y un arcón oscuro bajo la ventana.
     El huésped se sienta al borde de la cama, un poco incómodo, porque la cama es alta y debe permanecer con las piernas abiertas y estiradas. Por eso, cuando Odetta —después de posar en él unos ojos que no contienen nada, salvo un insensato recelo de animal salvaje— se inclina sobre el arcón, toma de él sus preciosos álbumes y se vuelve, no encuentra nada mejor que ir a sentarse entre las piernas del huésped, con la espalda apoyada contra la cama. Mejor dicho, se acurruca entre ellas, pero con bastante comodidad, porque las piernas del muchacho, ceñidas por la leve tela estirada, son como dos columnas entre las cuales la salvaje Odetta puede arrellanarse con naturalidad, casi con caprichosa elegancia. Es cierto que apenas se volviera se encontraría ante esa protuberancia, inmaculada y poderosa, en el fondo de ambas columnas protectoras. Pero Odetta no se vuelve: sus miradas pasan casi suplicantes del álbum de las fotografías a la cara del huésped, que le sonríe, bondadoso en su fuerza.
     Odetta levanta los gruesos globos de sus ojos hacia él, entreabriendo su boca de adenoidea hechizada, y lo interroga; después baja otra vez los ojos al álbum y lo hojea, buscando con minucia semejante a la ausencia los demás momentos culminantes de sus recuerdos familiares.
     Y el huésped le sonríe. Pero de pronto una de sus manos, en un ademán natural e impensado, se posa sobre su muslo, sobre su sexo, tras la espalda de Odetta. Ante ese ademán, ella se vuelve y mira la mano —siempre con su misma ausencia minuciosa—, después alza los ojos hacia el huésped, procurando no cambiar de expresión, manteniendo en ellos la misma luz. Pero el huésped le sonríe, paternal y maternal, más cálidamente, y como si ella fuera una cosa muerta e inerte, la toma por debajo de las axilas y la levanta del suelo hasta su propia altura.
     El álbum de las fotografías cae al suelo y las bocas de los dos jóvenes se unen. Es el primer beso de Odetta: lo recibe rígida y llena de su carne intensa, arrodillada, sostenida por los brazos poderosos del muchacho, para el cual es tan leve...”


Teorema
Pier Paolo Pasolini

Nota: El fotograma que ilustra el post pertenece a la película “Teorema” escrita y dirigida por Pier Paolo Pasolini en 1968 ajustando al máximo la escena rodada al propio capítulo 23 de su novela que, a su vez, luce ese hermoso título de “Niña en el cubil de la virilidad”. Los protagonistas de esta escena en concreto son Terence Stamp (El Visitante) & Anne Wiazemsky (Odetta), la B.S.O. corre a cargo de Ennio Morricone. A quién pueda interesar: la novela entera se puede leer AQUÍ.-

martes, 3 de marzo de 2015

Francisco González Ledesma (1927-2015)

Esta mañana tomando un café leía esta noticia sobre el fallecimiento de González Ledesma, un autor admirable del que me avergüenza no haber leído ninguna de sus novelas ‘más serias’, intentaremos remediarlo… eso sí, pasé grandiosos momentos leyendo un buen puñado de aquellas ‘novelitas’ del Far West, novela negra o terror, que firmaba bajo el pseudónimo de Silver Kane. D.E.P. en paz, amigo.-

El homenaje recordatorio de abajo es el que me ha dado a conocer la noticia, lo firma Xavi Ayén para La Vanguardia.


"El escritor y periodista Francisco González Ledesma (1927-2015) ha fallecido esta madrugada. El 'padre' del inspector Méndez, uno de los referentes de la novela negra barcelonesa de corte social -junto a Manuel Vázquez Montalbán- sufrió un ictus en el 2011 y había restringido sus apariciones públicas. En el 2013 publicó Peores maneras de morir, última entrega de su inspector, ya envejecido y paseando por una ciudad que casi no reconoce intentando resolver un caso de trata de blancas. El año pasado, salió a la venta El adoquín azul, una novela corta donde se rastrea el caso de una víctima de la brigada político-social del franquismo.
Nacido en el barrio de Poble-Sec, en el número 22 de la calle Tapioles, hijo de un mozo de almacén y una modista, comenzó trabajando a destajo en la editorial Bruguera, donde escribía guiones de historietas y novelitas de consumo. Utilizó varios seudónimos, el más célebre de los cuales fue el de Silver Kane, con el que escribía obras ambientadas en el Oeste americano, al ritmo de una por semana (llegó a casi 500 títulos) pero también firmó como Rosa Alcázar, Taylor Nummy, Silvia Valdemar o Fernando Robles, y no eludió géneros como el romántico, donde compitió con Corín Tellado.
Licenciado en Derecho, se dedicó primero a la abogacía y después al periodismo, primero en El Correo Catalán y después en La Vanguardia, donde trabajó 25 años y ejerció de redactor jefe. Su primer premio le llegó a los 21 años, por Sombras viejas, que obtuvo el Internacional de Novela de Plaza y Janés, concedido por un jurado en el que estaba Somerset Maugham, pero que no pudo publicar al considerar la censura que su autor era un "rojo" y un "pornógrafo". Precisamente el nombre del protagonista de esa novela, Enrique Moriel, fue el seudónimo que utilizó para escribir dos obras recientes, La ciudad sin tiempo (2007) y El candidato de Dios (2008).
De hecho, varias de sus novelas solo pudieron ser publicadas una vez llegada la democracia. En 1984 obtuvo el premio Planeta por Crónica sentimental en rojo, protagonizada por Méndez, que había hecho su primera aparición como secundario en Expediente Barcelona (1983). Aun en los últimos años, algunos de sus títulos eran antes publicados en Francia, donde gozaba de una legión de seguidores. 
Méndez, protagonista de más de una decena de novelas, es un policía escéptico y decadente, que viste un abrigo con los bolsillos rotos de tanto llevar libros en ellos, que tiene un Colt de 1912 que no dispara y que se interesa por los casos de la gente humilde, generalmente en el Paralelo y el Barrio Chino de Barcelona, luego llamado Raval. Fuma tabaco negro, bebe coñac, sufre impotencia y, como su autor, es un superviviente del franquismo que contempla con estupor primero la Barcelona del diseño y luego los fragores posolímpicos. A través de él, el escritor mostró problemas como el hambre, la pobreza, la corrupción, la homofobia, el nazismo o la violencia de género.
González Ledesma, casado con María Rosa Torralba, obtuvo distinciones como la Creu de Sant Jordi, el Dashiell Hammett o el Pepe Carvalho. Deja tres hijos, el periodista Enric González y sus hermanas Gloria y María Victoria. El velatorio será hoy a partir de las tres de la tarde en el tanatorio de Sant Gervasi, donde mañana, a la una, se celebrará el funeral."