domingo, 25 de enero de 2015

Sin título – Carlos Zanón

Acabo de descubrir a Carlos Zanón (Barcelona, 1966), y lo he hecho desde el final ya que actualmente estoy leyendo su último trabajo hasta la fecha: “Yo fui Johnny Thunders”, pasote de novela negra hasta el momento, por lo tanto no puedo contarles demasiado de él, pero les recomiendo que investiguen en su Web o le echen un vistazo a la Wikipedia para saber más sobre un tío que toca muchos palos. Aquí dejo una poesía perteneciente a “El sabor de tu boca borracha” – (1989), su debut literario, que me ha gustado mucho...

Ilustración: “Demeter” - Ana Juan – Edicions de Ponent (2007)

"No sé por qué pero los náufragos
siempre tenemos una caja de cartón bajo la cama 
donde guardamos toda la lluvia caída,
las cartas que nunca nos atrevimos a enviar.
Dorados los cabellos,
esta indolente luz de domingo
parece ser la única verdad tras la tormenta.
Es la misma lengua que ayer
bañó en azufre la noche,
que selló nuestros labios con besos de esparto,
aquélla que se vistió de mujer siendo hombre,
fumadora de los cigarros más largos que existen.
Golpear todas las puertas,abrir todos los ventanales,
romper el horizonte hasta obtener una respuesta…
Diamantes de sal resbalan
por tu cuello de cisne ensangrentado
hasta la cuenca de tus pechos, grandes y negros.
Estás dormida para ver pasar los pájaros de largo,
para acercarte a la muerte, volver y no mirar atrás.
La habitación, barata y sucia
-ya lo sé, ya lo sé, ya lo sé-
pero el misterio de sus salas enmoquetadas,
sus techos altos y el sabor amargo de la miseria
me servirán para escribir una novela
dentro de cien, mil años
y pudrirme en oro y locas mujeres
que abandonarán
a sus maridos en horas convenidas
para estar aquí y sentir este dolor.
La redención de las flores oscuras
y los árboles podridos por la mitad,
el éxodo de cangrejos y alacranes,
de cadáveres que siempre bromean
mientras beben agua helada.
Sí, esta noche fue todo pero no habrá más.
Sin embargo, tú, mi niña,
mi cumbre, mi valle y mi abismo,
cumple tu promesa y escríbeme. 
No importa de qué o por qué.
Guardaré tu carta bajo mi cama,
en la caja de cartón empapada de lluvia.
Hazlo, por favor, porque la vida es letra
y la dirección nunca importó lo más mínimo:
lejos de cárceles y buzones,
la nostalgia siempre supo llegar."