martes, 4 de noviembre de 2014

Nazario: Caravaggio en la Plaza Real


Autor: Alfred Rexach
Fuente: La Vanguardia (1 de noviembre de 2014)

De haber nacido en otra época y en otro lugar podría haber sido el Caravaggio o quizás el marqués de Sade, pero lo cierto es que Nazario Luque, sevillano de nacimiento injertado en Barcelona, donde sigue viviendo en la emblemática Plaza Real, escribía y dibujaba cómics tremebundos y obscenos, desde los cuales asaltaba los tópicos y represiones del puritanismo y de la corrección política, mientras apadrinaba el movimiento underground barcelonés, que después él mismo dio por fallecido. Ahora pinta delicadas acuarelas y bodegones de luz transparente y belleza sutil.

A pesar del paso del tiempo, 
Nazario (Castilleja del Campo, 1944) persiste en su irredenta actitud individualista y libertaria, redacta las memorias de su agitada vida pensando que quizá encontrará las mismas o parecidas dificultades para editarlas que tuvo para dar salida a algunas de sus obras más extravagantes, como El VíboraLas pirañas incorruptas o Anarcoma, pinta delicadas acuarelas donde no escasean los falos vegetales que contrastan con los rotundos penes en erección y en erupción de sus comienzos y prepara sendas muestras de sus dos obras más ambiciosas, concebidas sobre recreaciones de la Turandot de Puccini y la Salomé de Oscar Wilde.


Artista inclasificable, rupturista y transgresor, dibujante, guionista de sus propias historietas, fotógrafo y pintor, Nazario, homosexual y artísticamente revolucionario como Caravaggio, implacable, sadomasoquista y subversivo como el marqués de Sade, nunca ha dejado de provocar irritación, apenas disimulada, de unos años a esta parte, por los numerosos reconocimientos públicos que se le han tributado. "La Barcelona de hoy ya no es aquella ciudad donde dos hombres que paseaban cogidos de la mano o abrazados por la Rambla podían ser perseguidos y acosados y esto es gracias al trabajo y la obra de personas como Nazario", dijo, más o menos, el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, presidiendo el acto solemne en el Saló de Cent donde un Nazario quizás algo incómodo y desde luego triste por la muerte, tan cercana, de su compañero, el escultor Alejandro Molina, recibía el título de Ramblista de Honor, concedido por la Associació d'Amics de la Rambla.

Antes, la extensa obra de Nazario (El VíboraLa piraña divinaAlí Babá y los cuarenta maricones, Anarcoma, el detective travesti, híbrido de Lauren Bacall y Humphrey Bogart, o Historia del guerrero del antifaz, desmitificación del héroe de la historieta franquista, representante de las virtudes cristianas de la raza blanca, al que Nazario dibuja con la verga pequeña y fláccida), así como su creación pictórica, recibieron ya el premio Pablo Ruiz Picasso de la Junta de Andalucía, el Gran Premio del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, el premio a la creación de vestuario por sus diseños de Braguetes, otorgado por la Crítica Teatral de Barcelona, o la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. El museo reina Sofía de Madrid y el de Arte Contemporáneo de Sevilla tienen obra suya, aunque en Catalunya y especialmente en Barcelona, donde vive desde 1972 en un piso con estudio en la Plaza Real, "no han mostrado el menor interés" alegando falta de dinero para adquirir un riquísimo fondo documental -fotos, diapositivas, carteles y otros materiales- por el que el Reina Sofía se interesa desde hace años. 

Hoy, tras el reciente fallecimiento de su pareja, el escultor Alejandro Molina, Nazario pelea con la burocracia que el sistema exige a las "viudas respetables" y se apresta a concurrir a la inauguración de sendas exposiciones, en Getxo (Gipuzkoa) -Nazario y las santas inquisiciones- y en la Universidad de Sevilla, con sus recreaciones de Turandot y Salomé
. La vida sigue para este andaluz maestro de escuela, que un día se instaló en Barcelona para ser artista y vivir sin represiones.