Tienes 48 años, estás en esa edad en que
por fin has descubierto de que va este juego macabro que es la vida. Un día
cualquiera vuelves del curro, otro más, regresas a casa donde te espera la
familia con la que has escogido convivir pero te equivocas de tren y vuelves al
lugar donde naciste, donde otra familia diferente te trajo a un mundo que sigue
siendo igual, donde se desarrolló tu infancia, donde te hiciste un hombrecito,
donde murió mamá cuando papá ya no estaba a su lado, donde bajas al andén
proyectado en el tiempo hasta el pasado y donde ahora vuelves a tener 14 años.
Algo o alguien te ha tele-transportado hacia aquel chaval que fuiste, con tu
cuerpo de entonces, con tu alma de ahora. ¿Cambiarías el curso del destino?,
¿Cometerías los mismos errores de entonces? ¿Aprovecharías tu conocimiento del
porvenir para hacerle trampas a la vida y ganarle la partida? ¿O quizá serías
quién siempre fuiste creciendo al amparo de tu propia experiencia vital? Regreso
al pasado, a aquel barrio donde habita tu memoria, tus amigos de entonces, el
cole, aquella primera chica de la que te enamoraste, aquellos rincones
esquinados que saludan a tu sombra cuando pasas por ahí, por allá, cuando
vuelves a las calles que te vieron crecer, desarrollarte… y vivir.
A grandes trazos, el argumento... y un pequeño ramillete de las sensaciones que me produjo la lectura de esta MUY
RECOMENDABLE novela gráfica.
Barrio lejano
Jiro Taniguchi