La escapada veraniega de este año ha durado justo una semana que se ha
hecho corta pero muy aprovechable por aquello de recargar pilas. La alta montaña
proporciona tal variedad de inolvidables sensaciones que casi mejor no contar
nada más allá de lo que ya hice en otras ocasiones en este mismo blog, lo que
está claro es que cuando uno descubre de primera mano esos mundos maravillosos
que nos proporciona la Madre Naturaleza, casi completamente gratis, siempre
tiende a ‘repetir’ la aventura.
Del Pirineo Catalán de otros años (Girona y Lleida –Vall de Boí, Vall d’Arán-) seguimos
explorando hacia el Pirineo Aragonés, que es algo diferente: puede que más
agreste, algo más salvaje… más western también.
Biescas (Huesca) ha sido la base, de ahí una ruta diaria por los
alrededores, dificultad media que no se diga que no somos expertos
trekkingantes, tardes de relax y lectura en la piscinita del hotel y noches de
copeteo y/o fumeteo hasta que el cuerpo aguantara (que ya no es tanto como
antes pero ni ganas oiga… además andaban de Fiesta Mayor estos días). Y bueno,
como cada año, dejo unas foticos de cosecha propia. Con la llegada de
septiembre supongo que empezará una nueva temporada y tal…