TV or not
TV
Cuando uno topa
con una novela de estas características, guiándose tan sólo de su enfermiza
intuición y desconociendo todo lo referente a su autor más allá de un nombre
asociado a un recuerdo de hace unos años cuando tomando una pinta de guinness
en un pub de Edimburgo pude apreciar una fotografía enmarcada en blanco y negro
tras la barra en la que se parapetaba la inasequible camarera pelirroja -cerca
de los recambios de las plumillas para los dardos, al abrigo de los buenos
caldos escoceses- cuyo pié rezaba: Philip Kerr – Writer – Edinburgh (1956);
puede que el tipo naciera cerca de allí y hasta es posible que hubiera ingerido
algún que otro zumo de cebada ocupando la misma banqueta en la que en ese
momento me sentaba yo, recuerdo que pensé, podría someterme a una sesión de
hipnosis y recordar que en su mirada
profunda, su pose serena, creí discernir la estela que deja el poso del talento
por descubrir: algún día leeré algo tuyo, amigo. Cuando uno paga la deuda
prometida a su lejana memoria, se siente mejor consigo mismo, descansa, y es
justo entonces cuando aprecia en toda su vasta extensión la aventura de
aprender leyendo a quién has descubierto de cualquier manera… viajando,
perdiendo países en este caso, ganando grandes momentos de buena literatura.
Una novela
negra de impecable construcción narrativa, tan rica en matices concernientes al
ser humano como fascinante es el retrato que hace de la moderna sociedad en la
que transcurre, a la que, por cierto, también le sentaría de maravilla la
etiqueta de ciencia ficción (aquí es importante resaltar que la obra se publicó
en 1992 pero se localiza en el Londres de 2013: atentos, entre otras cosas, a
la confederación europea existente en el plano político, el impresionante
programa Lombroso para NVM-Negativos –no os asustéis por las siglas que es muy
fácil de entender-, o la invención del coma punitivo de ese futuro mañana como
castigo sustitutivo de las cárceles de ayer y de hoy)… pero también podría
leerse como un tratado filosófico llevado al extremo de la ‘psicopatía
delirante’ firmado por cualquiera de los grandes pensadores o filósofos de la
Historia de la humanidad que se hubiera atrevido a crear una ficción literaria
de alto voltaje y bajas pasiones con sus propios semejantes. Soberbia recreación
de personajes, todos ellos desde los principales a los secundarios, con mención
especial para la inspectora jefe de homicidios Jake Jakowicz (narrada en 3ª
persona de forma muy pero que muy singular) y un sujeto al que vamos a llamar
de momento Ludwig Wittgenstein (que se dirige al lector en 1ª persona para que
así sintamos su envolvente aliento de cerca, muy de cerca), el asombroso
retrato que Kerr consigue componer de ambas personalidades, tan lejos tan cerca,
así como el clímax de su inevitable encuentro, me ha parecido antológico; sin
duda hará las delicias de los amantes de este género en particular. Y además,
como bono argumental, encontraremos el regalito sorpresa, rollo Guest Stars, que
supone toparnos con otros personajes como Shakespeare, Dickens, Sócrates, Byron
o Darwin, entre otros, pululando por las calles de ese futuro, ahora
rabiosamente actual, Londres 2013. ¿Cómo es posible embarcarse en este viaje en
el tiempo?, Kerr tiene la respuesta.